Una central térmica podría transformarse en una planta completamente sustentable gracias a una tecnología que reemplaza la caldera a carbón, por una generación en base a energías limpias.
El reciente anuncio de eliminar el carbón de la matriz eléctrica al 2040, trae consigo una serie de desafíos para la industria, ya sea en el sistema de transmisión para llevar más energías renovables a los centros de consumo; y otro fundamental es el destino de las actuales centrales a carbón y su aporte en generación base.
En este contexto, el Programa de Energía de la Asociación Alemana para la Cooperación Internacional (GIZ), junto con la Agencia Aeroespacial Alemana (DLR), están planteando a las generadoras e instituciones del sector eléctrico, la implementación de una tecnología innovadora, que utiliza sales fundidas para la reconversión de las actuales centrales termoeléctricas a carbón.
Rainer Schröer, director de este programa de la GIZ, explica que “esta tecnología, integra estanques de sales fundidas, como en las plantas de concentración solar de potencia (CSP), a la infraestructura de las termoeléctricas que dejarán de operar, abriendo con esto una nueva alternativa para la descarbonización de la matriz”.
Esta solución se denomina “Batería Carnot” y fue presentada como una de las alternativas en la Mesa de Descarbonización del Ministerio de Energía. “Ahora estamos en conversaciones con algunas empresas para apoyar un piloto en Chile de estas nuevas centrales térmicas, para el almacenamiento de energía renovable”, comenta Schröer.
En abril de este año y gracias a una invitación de GIZ, el Dr. Michael Geyer, senior advisor para el desarrollo de proyectos de energía solar y almacenamiento de DLR, estuvo en Chile y presentó esta tecnología ante diferentes entidades y empresas.
Geyer expuso que esta tecnología “entrega más flexibilidad, no genera emisiones y aprovecha la infraestructura existente de las termoeléctricas, disminuyendo así también el impacto en el empleo. Además, las sales que se utilizan para este tipo de aplicaciones son producidas localmente”, apuntó.
Lo mejor de dos mundos
Esta tecnología se basa en sales que se funden, utilizando electricidad de fuentes renovables, que se almacenan en estanques a temperaturas cercanas a los 500°C, para posteriormente generar vapor y convertirlo en energía cuando sea requerido, “ya sea en los horarios de mayor demanda o cuando no haya sol o viento. La tecnología que se utiliza para calentar las sales puede ser bombas de calor o resistencias eléctricas”, sostiene Rainer Schröer de GIZ.
La turbina a vapor y los demás sistemas permanecen en la central, manteniendo no solo su configuración, sino que también toda la infraestructura eléctrica.
Ventajas para Chile
Es así como las empresas generadoras están viendo una opción en este desarrollo, “dado los bajos precios de generación renovable en el norte del país y considerando que, por ejemplo, el 50% de la capacidad de generación a carbón está en la región de Antofagasta (Tocopilla y Mejillones), al igual que los grandes centros de consumo mineros, lo cual generaría un atractivo mercado”, explica Schröer.
Finalmente, Schröer sostiene que uno de los puntos más importantes de esta tecnología es que la conversión permitiría mantener los empleos existentes disminuyendo así, el impacto en la comunidad a raíz del cierre de las centrales tradicionales, por lo que puede convertirse en una solución clave para la transición energética en Chile.