Organización de conservación llama a un acuerdo global vinculante para poner fin a la crisis por contaminación plástica.
Suena increíble, pero un nuevo estudio reveló que las personas consumen aproximadamente 2.000 piezas pequeñas de plástico cada semana. Así, se reconfirma que el plástico ya ha pasado a formar parte de nuestra dieta y de una manera alarmante, ya que las personas podrían ingerir aproximadamente cinco gramos semanales de plástico, lo que en peso equivale a una tarjeta de crédito.
El análisis “En la Naturaleza no hay Plástico: Evaluación de la Ingesta de Plásticos desde la Naturaleza a la Gente”, preparado por Dalberg, se basa en un estudio encargado por WWF y realizado por la Universidad de Newcastle, Australia. En él, por primera vez se contrasta información de más de 50 estudios sobre la ingesta de plástico por parte de personas.
Los resultados son un paso importante hacia la comprensión del impacto de la contaminación plástica en los seres humanos y confirma la necesidad urgente de abordar el sistema y gestión del plástico para evitar que contamine los ecosistemas.
“La supervivencia del ser humano está estrechamente ligada a una naturaleza sana y resiliente, y este estudio lo respalda absolutamente: debemos frenar la contaminación plástica en nuestros océanos, ríos y ciudades, porque además de impactar a la vida marina nos está afectando como humanidad a niveles impensados”, señaló Rodrigo Catalán, director de Conservación de WWF Chile.
“Enfrentar la crisis plástica solo será posible con una acción global y urgente que frene los millones de toneladas de plástico que continuamos liberando en la naturaleza año a año. Requerimos medidas inmediatas a nivel gubernamental, empresarial y de consumidores, así como un tratado global para abordar la contaminación plástica”, agregó Catalán, quien también apuntó al impacto que tiene esta crisis sobre el cambio climático, lo que cobra mayor importancia para Chile en el año de la COP25. “Se estima que las emisiones totales de CO2 del ciclo de vida del plástico aumentarán en un 50%, mientras que el aumento de CO2 proveniente de la incineración del plástico se triplicará para el 2030, debido a decisiones erradas en la gestión de residuos”, puntualizó.
Agua, mariscos, cerveza y sal
El estudio demostró una amplia gama de patrones de ingestión y su metodología, así como los supuestos elaborados y las bases de datos consideradas, están disponibles aquí.
En todo el mundo, la fuente más grande de ingestión de plástico es el agua, tanto embotellada como de grifo. Asimismo, se identifican grandes variaciones regionales, existiendo el doble de plástico en Estados Unidos o la India que en el agua europea o de Indonesia. De los productos de consumo estudiados, aquellos con los niveles de plástico más altos son los mariscos, la cerveza y la sal.
El reporte “En la Naturaleza no hay Plástico…” exige que los gobiernos intensifiquen y desempeñen un papel clave para garantizar que toda la cadena del sistema de plástico, desde los fabricantes hasta los consumidores, sea responsable del objetivo común de poner fin a la contaminación plástica.
WWF está movilizando a la ciudadanía para apoyar la petición global que solicita un tratado legalmente vinculante sobre la contaminación plástica marina, que ya ha reunido más de 500,000 firmas.
El tratado establecería objetivos nacionales y mecanismos transparentes de información que se extienden a las empresas. Además, debe proporcionar apoyo financiero y técnico a los países de bajos ingresos para ampliar su capacidad de gestión de residuos.
La contaminación plástica es un problema transversal que también tiene negativas consecuencias económicas, ya que el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) estima que su impacto económico anual en la economía del océano es de 8 mil millones de dólares.