Por Alfredo Zepeda, Director Ejecutivo de Sistema B y miembro G100
Si bien Chile representa un bajo porcentaje a nivel global de las emisiones totales de CO2 que se generan, cumple con siete de los nueve criterios de vulnerabilidad frente al cambio climático; por lo tanto, el ser sustentable y cuidar nuestro medio ambiente es un tema urgente y relevante para nuestro país.
Una problemática que nos afecta a todos, pero en el que las empresas juegan un rol fundamental ya que son uno de los principales actores que pueden formar parte activa en la solución gracias a sus capacidades de innovación y cambio.
Es importante recordar siempre que las empresas estamos llamadas a dar soluciones a los problemas que nos aquejan y no a generarlos. Sin embargo, en Chile, en general, no visualizamos la gravedad del problema, lo vemos como algo lejano y, justamente ahí, está la importancia de la realización a finales de este año, de la COP 25, cumbre sobre el cambio climático más importante del mundo y en la que 197 países impulsarán políticas activas para cuidar y proteger el planeta.
Creo firmemente que esta será una plataforma extraordinaria para sensibilizar al Estado, empresas, sociedad civil, academia y a todos los actores que se necesitan para trabajar en pos del Medio Ambiente. Porque ahí está uno de los mayores desafíos: trabajar en conjunto. El problema de fondo no es solamente medioambiental. Hay un enorme impacto negativo para la vida humana que conllevan estos cambios. No es solo cuántos millones de hectáreas de bosque van a desaparecer o miles de especies se van a extinguir. Es cuántas vidas humanas se van a perder. Por lo tanto, este no es un tema de ambientalistas, es un tema realmente de todos.
En la lucha contra el cambio climático, la tecnología puede ser muy relevante para tener procesos más sustentables, pero creo que sin duda, lo más importante está en considerar las alianzas y cooperaciones entre actores público-privado-academia que se necesitan. Esto es algo habitual en países desarrollados, pero aún muy incipiente en Chile. Estar unidos enfrentando este desafío, no olvidándonos que es mejor estar juntos que estar de acuerdo.
Pero estamos avanzando. Organizaciones como CORFO ya se comprometieron con apoyar el triple impacto, algo que vemos como una excelente señal. En la academia también hay cada vez más interés y somos testigos de cómo más empresas buscan certificarse como Empresa B, midiendo y gestionando sus impactos ambientales, comprometiéndose con transparentar sus resultados y mejorar continuamente sus indicadores socio ambientales.
En Sistema B entendemos que los problemas que hoy enfrentamos como humanidad son de tal magnitud, que es imposible resolverlos solos o entre algunos pocos. De ahí la importancia de motivar a las empresas a que midan sus impactos, pero también es importante incentivar al capital y que miren con interés este tipo de empresas. Hace algún tiempo Hortifrut, una empresa chilena y abierta a la bolsa, se certificó como Empresa B, a pocos días de este hito, negoció un crédito con RaboBank, a muy buenas tasas gracias a sus impactos certificados. Porque ser sustentable es bueno en todos los sentidos: es cuidar el medio ambiente y reducir riesgos de largo plazo, eso ya lo están valorando algunas instituciones financieras.
Hoy, debemos celebrar iniciativas como la COP25, el ingreso durante el segundo semestre del proyecto de ley de Cambio Climático y la realización del GSG Summit, uno de los más importantes eventos de Inversión de Impacto a nivel global, en el que se reunirán más de 20 países y cientos de líderes globales en torno a este tema. Estas son claras señales de que hay un problema que debemos enfrentar.