Por María Laura Berner, Directora Ejecutiva de Fundación Arcor Chile.
Por quinta vez se aplicó en Chile la Encuesta Nacional de Actividad Física y Deporte realizada por el Gobierno, pero, nuevamente, no pasamos la prueba: el 81,3 por ciento de la población declaró realizar menos actividad física que la recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), es decir, solo 2 de cada 10 personas hace ejercicio 150 minutos de forma moderada o 75 minutos intensos a la semana. Y aunque desde que se aplicó la primera encuesta en el año 2006, han existido mejoras, igualmente tenemos como sociedad una deuda pendiente en la articulación de políticas que promuevan efectivamente la actividad física.
Además, este estudio presentado en enero del 2019 por el Ministerio del Deporte, arrojó importantes diferencias a nivel socioeconómico, ya que la inactividad física es significativamente mayor en los grupos de menores ingresos. Mientras en el nivel ABC1 un 51,9% es “inactivo” esta cifra aumenta considerablemente en el nivel E, donde el 82,5% no realiza actividad física. Y cuando hacemos foco en la niñez, la problemática se profundiza aún más.
Estas cifras nos invitan a detenernos y preguntarnos ¿qué estamos haciendo para revertir nuestro complejo escenario? ¿o por democratizar los hábitos de vida saludable desde la primera infancia?
El impactante diagnóstico nos indica la urgencia de fomentar la vida activa y la actividad física tanto en la infancia y adolescencia como en la adultez, especialmente en aquellos sectores más vulnerables. Conscientes del desafío es que desde Fundación Arcor con presencia en Chile, Brasil y Argentina, iniciamos hace varios años un trabajo en dos ejes de acción: Niñez y Vida Saludable; y Niñez, Derechos y Oportunidades, con los cuales generamos programas dirigidos a los jardines infantiles y escuelas públicas, donde apoyamos iniciativas que nacen desde las mismas comunidades educativas entendiendo que son ellas quienes mejor conocen sus necesidades y pueden pensar las estrategias más efectivas. Porque es ahí donde debemos poner el acento si deseamos promover un cambio de perspectiva y acción sobre este tema, tanto de las familias chilenas como de nuestras futuras generaciones.
Otro ejemplo en esta misma línea es lo anunciado por el Gobierno en su programa “Crecer en Movimiento”, el cual está dirigido a alumnos y alumnas de 2 a 17 años, con el que se busca perfeccionar las clases de educación física, desarrollar habilidades motoras, potenciar a los talentos deportivos e inculcarles hábitos de vida saludable.
Estas acciones que vienen impulsadas desde el sector público y privado, deben marcarnos el camino respecto a que todos los actores de la sociedad tenemos una responsabilidad y un rol en esta causa. Por eso, la invitación es a continuar trabajando unidos para que cada vez, seamos más las entidades que busquemos generar un cambio en las familias chilenas. Un cambio donde se ponga relevancia en la actividad física y el crecimiento saludable desde la infancia. En especial si tomamos consciencia de que niños activos son niños saludables.