Luego de promulgarse la ley, junto con su reglamento asociado, las empresas debieran entregar su primer informe a finales del 2020.
El Senado acaba de aprobar en general y por unanimidad, con votos de los 35 senadores, el proyecto de ley de eficiencia energética, que tiene entre sus objetivos promover la gestión de energía en grandes consumidores como las empresas mineras, cementeras y forestales, así como la industria agrícola y química, entre otras. Las proyecciones para la implementación de este proyecto apuntan a un menor consumo energético de 5,5% a 2030 y de 7% a 2035, lo que equivale a cerca de US$2.400 y US$3.500 millones.
Aunque el ahorro asociado es un gran incentivo para implementar un Sistema de Gestión de Energía (SGE), las empresas energointensivas chilenas están todavía en una etapa de desarrollo incipiente en esta materia. “Las grandes industrias presentan avances dispares entre sí. La mayor parte ha desarrollado proyectos aislados de Eficiencia Energética, sin poder darle alta prioridad a la gestión de energía”, afirma Héctor Arellano, gerente comercial de Efizity, empresa experta en gestión energética.
Según el ejecutivo, la nueva ley exigirá a las empresas con altos consumos de energía implementar un sistema bajo una norma (ISO 50001) que dé soporte a sus actividades de gestión de energía. “Esto irá de la mano con el nombramiento de un encargado de dicha gestión, quien definirá objetivos, metas e indicadores de cumplimiento. Además, estas empresas deberán informar a la Superintendencia de Electricidad y Combustibles del performance de sus planes anualmente”, dice Arellano. Se espera que esta ley sea promulgada este año, antes de la realización de la COP 25 en diciembre 2019, junto con su reglamento asociado, por lo que las empresas podrían entregar el primer informe a finales del 2020.
La experiencia de Efizity señala que para este tipo de empresas (mineras, celulosa, cementos, químicas, agroindustrias, etc.) es factible pensar en metas de ahorro realistas dentro del rango de 5% a un 10% de su consumo energético actual. “No obstante, algunos de nuestros clientes han logrado un ahorro mayor”, precisa Arellano sobre el potencial de ahorro asociado. Según el experto, en Chile existe experiencia relevante acerca del aporte de las distintas tecnologías de mejoras que se pueden aplicar y de las metodologías de gestión asociadas, como recambios tecnológicos, control automático de procesos y mejoras en contratos de suministro, entre otros. “Cada condición es distinta, pero en general, las empresas están dispuestas a invertir en mejoras si estas consiguen un retorno de su inversión en torno a los tres-cinco años”.
Entre los pasos a seguir durante los próximos dos años, es prioritario para las empresas diseñar e implementar un sistema de gestión de energía. Esto requiere realizar inicialmente un análisis de diagnóstico que identifique y cuantifique las brechas que la empresa posee hoy para llegar a tener un sistema a futuro. “Es un ejercicio muy práctico y rápido, que permite contar con una carta Gantt para diseñar e implementar un sistema de gestión específico, junto a los costos iniciales y recurrentes de su operación, que puede corresponder a costos de inversión en equipos de medición, recambio de tecnología y horas de trabajo de su equipo gerencial y operativo”, sostiene el profesional de Efizity.