Una vez que las primeras “impresoras 3D” fueron inventadas durante los años 80, se empezó a patentar varías tecnologías de impresión 3D. No obstante, el boom de ese tipo de impresión tuvo lugar en 2009 cuando la patente de la llamada ‘‘Modelado por deposición fundida’’ venció y se comenzó a expandir a diferentes países, incluso a Chile.
Una vez que las primeras “impresoras 3D” fueron inventadas durante los años 80 – láser que envía un rayo hacía un polímero y lo endurece en lugares definidos hasta crear un objeto en 3 dimensiones –, se empezó a patentar varías tecnologías de impresión 3D. No obstante, el boom de ese tipo de impresión tuvo lugar en 2009 cuando la patente de la llamada ‘‘Modelado por deposición fundida’’ venció y se comenzó a expandir a diferentes países, incluso a Chile.
Si bien sigue representando un mercado relativamente pequeño dentro de nuestro país, algunas empresas ya se están aprovechando de las ventajas que trae la impresión 3D, particularmente la facilidad con la cual uno puede fabricar cualquier objeto desde las geometrías más complejas sólo a partir de un diseño hecho con un programa llamado CAD. Una de esas empresas es R3D.
Situada a pasos del metro Manuel Montt, R3D fue fundada originalmente hace dos años por Roger Tilmans, un emprendedor belga, y cuenta actualmente con una granja de 20 impresoras 3D. En aquel momento, la empresa buscaba validar que la impresión 3D tuviera un valor agregado comparado con el moldeo por inyección gracias a las posibilidades de personalización y los tiempos de entrega más cortos, y por el hecho de ser más amigable con el medio ambiente.
Asimismo, estaban convencidos de que dicho mercado en Chile sea lo suficientemente grande para que vaya a seguir creciendo en la manera que puedan mantener un negocio sustentable. ‘‘Afortunadamente, estas dos hipótesis ya fueron validadas y ahora tenemos como visión demostrar que la impresión 3D vaya a reemplazar los métodos de producción clásicos a largo plazo’’, declara Tilmans.
Actualmente, R3D ha conseguido una buena reputación en el mundo tecnológico chileno y trabaja con varias instituciones y empresas grandes, como 3D Systems, La Armada de Chile, Solvay, Easy Taxi y la Universidad Católica, entre otras. ‘‘La mayoría de la gente nos pregunta qué tipo de trabajo hacemos, pero la verdad es que hacemos de todo gracias a las posibilidades que ofrece la impresión 3D. Desde regalos corporativos hasta carcasas electrónicas, maquetas de arquitectura y piezas de repuestos mecánicos’’, cuenta el fundador.