Por Michelle Senerman y Camila Ulloa, Socias Fundadoras de Edge Chile
A la luz de la Ley 21.100 que prohíbe la entrega de bolsas plásticas de comercio en todo el territorio nacional y de cara a las acusaciones realizadas en contra de la cadena de supermercados Walmart Chile por un supuesto incumplimiento a dicha ley quisiéramos exponer los siguientes puntos:
Edge Chile es una consultora en sustentabilidad, con más de 10 años de presencia en Australia y más de dos en Chile, certificada en ambos países como Empresa B, con el propósito de aportar en mejorar los estándares de sustentabilidad con una base científica, siendo reconocidos por su experiencia en integrar el pensamiento de ciclo de vida en asesorías, reportes, evaluación y certificación de productos, servicios, activos, y organizaciones, y tomando en consideración el espíritu fundamental de la ley que es la protección del medioambiente, mediante una medida sancionatoria que grava la entrega a cualquier título de bolsas plásticas de comercio,
Se ha generado discusión respecto de la definición de bolsas plásticas del artículo 2 letra b) de la Ley 21.100, que establece: “Bolsa plástica: bolsa que contiene como componente fundamental un polímero que se produce a partir del petróleo”, debatiéndose la palabra “fundamental”, ya que es ambigua en cuanto a que no se explicita un porcentaje o cantidad a partir del cual se puede decir que algo está fundamentalmente compuesto de cierto elemento. Sin embargo, si la ley buscara prohibir en un 100% dicho elemento, no ocuparía la terminología en discusión y simplemente habría definido bolsa plástica como “aquella que contiene un polímero que se produce a partir del petróleo”. No obstante, esta ambigüedad genera precisamente la oportunidad para evaluar distintos tipos de bolsas, que podrían o no, contener secundariamente un polímero que se produce a partir del petróleo, y evaluar así, los distintos impactos ambientales de estas.
A partir de esta ley es que Walmart Chile nos contacta con la motivación de buscar una opción de bolsa para sus clientes que vaya incluso más allá de lo estipulado en la ley, y que, mediante una base sólida, científica y de una tercera parte independiente y experta en la materia, esto pueda ser evaluado. Es así que desde Edge Chile realizamos un análisis de ciclo de vida (ACV) basado en ISO 14040 y 14044, comparando dos tipos de bolsas en base a información entregada por los potenciales proveedores de las mismas al momento de la evaluación. La primera de ellas y que está siendo cuestionada, deriva principalmente de la caña de azúcar (biobasada en al menos un 85% de acuerdo al sello DIN-Geprüft biobased, máximo certificable), la segunda está hecha 100% a partir de algodón orgánico (con certificaciones GOTS y OCS). Estas dos bolsas cuentan con distintos atributos relevantes a considerar; las bolsas de algodón orgánico se pueden reutilizar aproximadamente 500 veces, tienen un peso de 170 gramos, y tienen una capacidad de carga de 6 kilos. Por su parte, las de caña de azúcar se pueden usar aproximadamente 30 veces, tienen un peso de 43 gramos, y tienen una capacidad de carga de 10 kilos; además, en la elaboración de su materia prima, los residuos de la caña de azúcar son utilizados como biomasa para generar electricidad de la cual se abastece ese proceso, así también, en la elaboración de la bolsa misma, se neutraliza la huella de carbono, y son 100% reciclables.
La metodología de evaluación mencionada anteriormente “análisis de ciclo de vida”, es ampliamente reconocida en el mundo científico y de la sustentabilidad, e incluso se incorpora la terminología “ciclo de vida” en la Ley 20.920 que establece el marco para la gestión de residuos, la responsabilidad extendida del productor y fomento al reciclaje. El ACV busca cuantificar los impactos ambientales a lo largo de la cadena de valor de productos, de modo de poder identificar dónde se encuentran los mayores impactos y poder gestionarlos, además de poder comparar, con una misma base, productos, servicios y otros que cumplan una misma funcionalidad para poder tomar decisiones mejor informadas. En la evaluación realizada para Walmart Chile, evaluamos más de 15 categorías intermedias de impactos ambientales, incluyendo ecotoxicidad marina, uso de agua y calentamiento global, entre otros. Es importante mencionar, que esta metodología, como cualquier otra, no está exenta de limitaciones, entre las cuales se encuentran por ejemplo la falta de evaluación de los impactos sobre la biodiversidad. Dicho esto, los resultados del ACV indican que la bolsa derivada de caña de azúcar tiene un 96% menos impacto en la salud humana, un 98% menos impacto en ecosistemas y un 99% menos impacto en disponibilidad de recursos respecto de la bolsa de algodón orgánico. Adicionalmente, se cuantificó que la bolsa de algodón orgánico debería usarse al menos 28 veces para equiparar su impacto en salud humana con la derivada de caña de azúcar, 31 veces para equiparar su impacto en disponibilidad de recursos, y más de 60 veces (que se traduce en ir al menos una vez a la semana durante un año al supermercado) para equiparar el daño a los ecosistemas.
Una vez comprendidos los impactos evaluados a lo largo de la cadena de valor de las bolsas, y conociendo también las limitaciones de la metodología de ACV respecto de la evaluación de algunos impactos relevantes en el fin de ciclo de vida del producto, Walmart Chile, bajo un modelo de economía circular, decide dar la opción a sus clientes, de llevar de vuelta al supermercado las bolsas derivadas principalmente de la caña de azúcar una vez que estas hayan alcanzado el fin de su vida útil (independiente de que estas son reciclables en puntos limpios), en donde se les entregará una nueva bolsa y la antigua se reciclará y transformará en un nuevo producto, mediante una asociación con la reconocida empresa Comberplast, y así aportar en disminuir el impacto en el fin del ciclo de vida de este producto.
Entendemos y reconocemos que la ley es un muy buen punto de partida en nuestro país para que pongamos estas temáticas sobre la mesa y tanto ciudadanos como empresas podamos evaluar el cómo consumimos y producimos, y así tomemos decisiones bien informadas. En esta misma línea, y respecto de las bolsas, lo que podemos hacer en primer lugar, es reducir, no comprar bolsas que no son necesarias, recordar llevar las que tenemos, reutilizarlas y cuando ya no las podamos usar más, reciclarlas. En cualquiera de los casos, no desechemos las bolsas inadecuadamente (calles, playas, plazas, etc.). Es muy relevante también que conozcamos los distintos conceptos asociados a las propiedades de las bolsas; una bolsa biodegradable por ejemplo, no desaparece de forma inmediata del planeta una vez que es descartada, se requieren condiciones ambientales específicas para que la biodegradación ocurra.
Por último, quisiéramos exponer la siguiente reflexión:
Estamos insertos en un planeta en donde las personas no somos un ente apartado del medioambiente, estamos de hecho, interrelacionados y dependemos de este para existir. Al estar interrelacionados, las decisiones que tomamos como seres humanos pueden afectar (positiva o negativamente) al medioambiente, lo cual a su vez puede repercutir de vuelta a nosotros (positiva o negativamente también). Es por esto que nuestras decisiones son tan relevantes. Del mismo modo, aquellos con una voz respetada, deben actuar responsablemente, y entender la importancia de informar y comunicar de forma adecuada, ya que el no hacerlo, puede afectar en el actuar de quienes los escuchan, y repercutir finalmente en este mismo sentido, en el todo.