Por Christian Chahuan, Director Comercial Nenoos Chile
En los últimos años se ha hablado mucho acerca del emprendimiento y su importancia para el impacto país. Diferentes han sido los proyectos para fomentarlo e impulsarlo de una forma transversal.
¿Pero porque es tan importante desarrollar competencias de emprendimiento desde edades mucho más tempranas, incentivándolo ya en la etapa escolar?,
Y es que la forma en como estamos educando, muchas veces no esta alineada a las competencias que se requieren para enfrentar el mercado laboral. El conocimiento ha pasado a ser casi un commodity ( en cuanto a su acceso, no a su contenido), y por tanto el método de repetición/memorización tan usado hasta ahora esta quedando obsoleto. Necesitamos entregar herramientas para que los alumnos desarrollen sus talentos. El conocimiento lo pueden adquirir, pero para que sean verdaderamente competitivos, necesitan poder aplicarlo y gestionarlo con criterio y razonabilidad. Los índices de desempleo de nuestros jóvenes nos indica esto con aún mayor fuerza. Y es que tanto lo que estamos enseñando, como nuestra forma de enseñar, pueden tener una cuota de responsabilidad en ello.
La inteligencia emocional, las habilidades sociales, la perseverancia, el liderazgo, la creatividad, la flexibilidad y adaptación al cambio, el trabajo en equipo, la empatía, la proactividad, la autosuficiencia, entre otras, son características que el mercado laboral exige y exigirá de manera prioritaria. Y no es erróneo, pues son las características que entregan ese valor agregado al conocimiento y a la marca personal de cada uno y que nuestro siglo demanda como las habilidades requeridas para poder desenvolverse en un mundo distinto, competitivo y globalizado.
Es aquí donde el emprendimiento cobra relevancia, pues son precisamente estas habilidades las que debe tener un emprendedor de éxito. Emprendimiento entendido como una actitud transversal frente a la vida, y a cada uno de los retos y proyectos que tendremos en frente. Desde terminar la escuela, encontrar un trabajo, formar un matrimonio o convertir una idea en un negocio.
Y esto es lo que caracteriza a un emprendedor cuando se enfrenta a un mercado laboral cada vez mas complejo; que sus ganas por crear algo diferente, hacen que las cosas cotidianas resuciten de su letargo, lo que impacta en la creación de ideas innovadoras, en sentirse como dueño al trabajar dentro de una empresa, el ser consciente de las necesidades sociales, etc, lo que termina marcando la diferencia.
¿Por qué entonces no incorporamos estas capacidades de forma clara y vinculante en la educación de nuestros niños? ¿Sobre todo si estamos formando a las generaciones del futuro?
¿Qué nos hace pensar que enseñar asignaturas memorizando datos o fórmulas poco aplicables en la práctica, nos harán competitivos como país? ¿Será mejor enseñar asignaturas ayudando a pensar estratégicamente, valorando situaciones reales y potenciando el pensamiento crítico en base a competencias de emprendimiento?
Al fin y al cabo, todos lo sabemos; no es memorización, es entregar herramientas para pensar. Tampoco es repetición, es hacer para aprender.