Por José Palma, Fundador Red Acción Climática
En Colombia, un día 18 de Febrero de 2019 el titular de la noticia es que declaran emergencia pública en 46 municipios del país por sequía, son 114 municipios, en 10 departamentos, que reportan un grado de afectación en el servicio de agua potable, como consecuencia de la temporada seca.
En Perú, el mismo día, la portada de la noticia es que la cifra de muertos por las lluvias, aluviones e inundaciones en el país aumenta a 26, según el Instituto Nacional de Defensa Civil del Perú.
En Chile, en la misma fecha, la oficina nacional de emergencias reporta 32 incendios forestales activos en siete regiones de Chile, principalmente en el sur, con temperaturas récord por sobre los 35 grados.
Lo que concluimos es que en un mismo día, en 3 paises vecinos se viven condiciones atmosféricas extremas y opuestas, con una máxima intensificación de fenómenos climáticos estivales, producto del calentamiento global.
Si la temperatura promedio del planeta sólo ha sobrepasado 1ºC en comparación a la época preindustrial, ¿Qué nos espera con un aumento de 1,5ºC o 2ºC de temperatura?
Los científicos establecieron los 2ºC de aumento como un punto de no retorno. Un umbral a partir del cual los efectos serían irreversibles y en algunos países sería prácticamente imposible adaptarse a la nuevas condiciones extremas. La revista Nature Climate Change, publicó un reporte científico de Investigadores de la Universidad de Washington, que concluían que hay un 90 por ciento de probabilidad de que, a finales del presente siglo, la temperatura media vaya a aumentar entre 2ºC y 4,9ºC.
Pero todavía está en nuestras manos, el mundo debe volcarse a una revolución climática para reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero y el compromiso debe ser firme en que gobiernos, empresas, inversionistas, profesionales y consumidores dediquen su esfuerzo, recursos, medios tecnológicos e innovación a desarrollar un modelo económico bajo en carbono y de bajas emisiones. Pero qué tal si no es suficiente? Si las acciones son tardías, si las tecnologías de almacenamiento de energía no logran masificarse a tiempo? si los patrones de consumo arraigados en la cultura, como el consumo de carne de vacuno (gran emisor de metano), no cambian drásticamente? Si la desinversión en empresas productoras de hidrocarburos a aquellas generadoras de energías renovables no se hacen en la escala e impacto que se requiere?
Aquí es donde entra un concepto, una posible solución, que debe ser un complemento a la mitigación de los gases de efecto invernadero y que debe analizarse de forma pragmática o realista (como si de eso dependiera la supervivencia o extinción de la raza humana): La Geoingeniería.
La Geoingenieria comprende un variado perfil de técnicas centradas principalmente en el bloqueo de la luz solar o en el reflejo de la luz hacia el espacio para contrarrestar el efecto del calentamiento global. Tal como usamos bloqueador solar para protegernos de los rayos del sol durante el verano, hay formas de mitigar la radiación solar con el fin de que se genere un efecto espejo y se pueda controlar la temperatura promedio del planeta.
El dilema moral que presenta la geoingenería está en que se afirma que es una forma de manipular el clima del planeta y una distracción del esfuerzo principal para acabar con la mayor causa del calentamiento global: la emisión de CO2 y de otros gases a la atmósfera. Ante el dilema de la manipulación, podemos decir que desde el siglo XIX con el desarrollo de la era industrial, el ser humano comenzó a emitir sin control gases a la atmósfera que afectaron la capa de ozono y crearon el efecto invernadero, lo que nos condujo a esta situación de calentamiento global. Esto es en la práctica una geoingenería negativa, de manera que ya llevamos 2 siglos manipulando el clima del planeta y afectando el ecosistema.
La contrapartida debe ser un modelo de técnicas, científicamente probadas, que nos lleven a desarrollar un modelo de geoingeniería positiva, con estudios efectivos y científicamente validados, una gobernanza climática global y una normativa universal, que nos permita aplicar los medios necesarios para contrarrestar el calentamiento global. En segundo lugar, el esfuerzo mitigador y la decisión de lograr un planeta libre de combustibles fósiles no tiene vuelta atrás, es un hecho y todos los esfuerzos deben estar orientados a este fin. Sin embargo, aunque se reduzcan las emisiones de CO2 en un 50 por ciento de aquí al 2030, aún así, los científicos afirman que superaremos el umbral de los 2ºC centígrados. La razón es que los gases de efecto invernadero en la atmósfera pueden tener una vida superior a 50 o más de 100 años, dependiendo del tipo de gas.
De manera que, la innovación, el desarrollo científico y la tecnología climática deben estar a disposición de la humanidad y de la supervivencia de la misma. Si el ser humano fue capaz de construir bombas atómicas, naves espaciales y de salvar, hasta ahora, la capa de ozono, Cuál es la razón para no aplicar la ciencia para, de alguna forma, lograr estabilizar la temperatura del planeta y y paliar futuras catástrofes ambientales extremas? Cuántas muertes se podrían evitar y desastres climáticos prevenir? Migraciones y desplazamientos masivos por causa climática aminorar?
Pero para que la geoingeniería sea exitosa, también necesita una estructura, una gobernanza, con límites y parámetros. Científicos de la Escuela de Geoingenería de la Universidad de Oxford han propuesto una serie de principios que deberían guiar la gobernanza de la geoingeniería. Esta debería ser un bien público, participativa, neutral y regulada. El rol de la Naciones Unidas y de los Estados es fundamental, tanto para otorgarle una institucionalidad como sentar las bases de un esquema de dirección y control.
En Marzo de este año se realizará la reunión de la 4a Asamblea Ambiental de las Naciones Unidas en Nairobi y entre los temas a abordar por algunos países europeos, estará la de plantear un esquema de gobernanza y regulación de la geoingenería. Los países latinoamericanos deberían sumarse a esta discusión y ser activos partícipes en este proyecto.