En Chile, el consumo de energía eléctrica creció más del 300% en diez años y se espera que para el 2030 esta cifra aumente entre 3% y 4,5% anual. Por ello, la compañía francesa Schneider Electric entregó sencillas recomendaciones para el uso eficiente de energía y así generar un menor impacto ambiental.
El consumo de energía en el mundo ha tenido un considerable aumento durante los últimos años y Chile no ha sido la excepción. Según las últimas cifras entregadas por la Cepal, el consumo de energía eléctrica en nuestro país creció más del 300% en diez años y se espera que para el 2030 esta cifra aumente entre 3% y 4,5% anual.
El Ministerio de Energía en su “Plan de acción de Eficiencia Energética 2020” reveló que actualmente el sector de industria y minería es el que mayor peso tiene en consumo energético nacional, con 38%, seguido por el área de transporte (terrestre, ferroviario, marítimo y aéreo), con 32%. Por su parte, el sector comercial, público y residencial tiene un gasto energético de 26% y la industria energética de 5%.
El consumo de energía sigue sumando importantes desafíos en la dependencia, el cambio climático y la expansión del sistema eléctrico, entre otros. Por lo mismo, Schneider Electric entregó cinco simples pasos para ayudar a la transformación de las organizaciones y viviendas en ser más eficientes y contribuir al ahorro energético:
- Auditar y medir: toda empresa debe saber y estar consciente de la posición energética en la que se encuentra, identificar sus gastos y de este modo dar paso a la planificación. Tener una idea clara de su situación le permite determinar qué puntos son los que podrá mejorar.
- Fijar las bases: aquí las compañías deben ser capaces de llevar a cabo el punto anterior. Por ejemplo, las residencias y las empresas podrían implementar la corrección de factor de potencia y filtrado de armónicos para mejorar la calidad de la energía lo que conlleva un mejor rendimiento de los equipos instalados al interior de los espacios. También se puede sacar el máximo provecho a la potencia que se está consumiendo, a través de acciones tales como: cambiar las ampolletas por unas de bajo consumo, aislar los espacios de mejor manera, etc. También se recomiendo reducir los tiempos de las duchas y los calentadores eléctricos ya que en promedio, un hogar invierte entre 25% y 30% de su presupuesto de energía en esas dos actividades.
- Estrategia para mejorar el uso de los recursos: una vez que los dos puntos anteriores ya fueron resueltos, las compañías deben pensar en la automatización y regulación, es decir, controlar los dispositivos, por ejemplo: control de clima, control de iluminación, variación de velocidad u otros. Se puede usar sensores para aumentar o disminuir la velocidad de los motores que sirven para expulsar el aire de los ventiladores. Prefijar una temperatura estándar para evitar los cambios abruptos de climatización y apagar los sistemas cuando no estén en uso ayuda en optimizar el uso de la energía. Utilizar variadores de velocidad en equipos HVAC ya que la colocación de estos elementos de climatización puede reducir el consumo en 50%. En el caso de las viviendas, es bueno gestionar zona por zona la calefacción, ventilación, el aire acondicionado y la apertura de persianas, considerando su ocupación real y el nivel de iluminación, así se puede reducir el consumo de energía en lugares donde se requiere menos.
- Monitorear, mantener y mejorar: Todos deben ser capaces de monitorear de manera constante sus sistemas, esta es la verdadera clave para generar un ahorro real de energía y persistentes en el tiempo. Hacer un seguimiento ayuda a estar conscientes del consumo y estar buscando soluciones mejores. Con la tecnología que hoy existe es posible ahorrar hasta un 35% del consumo, así se disminuye las emisiones de gases de efecto invernadero.
- Reducir energía “vampiro”: Los electrodomésticos son lo que más consumen energía, siendo el refrigerador el que más gasta con un 30% de energía, seguido por el televisor con 12%. Reducir este consumo se logra desconectando los electrodomésticos y dispositivos del enchufe, o también cambiando los productos convencionales por otros que reducen el uso de energía entre 50% y 75%, como los refrigeradores A o A+.