Por Mauricio Lima, Client Manager Minería & NR | Dimension Data Chile
En Chile y el mundo la minería se realiza en lugares de difícil acceso, gran altitud y condiciones ambientales extremas. Esto ha implicado que las empresas tengan que adaptarse a las circunstancias, asumiendo un costo monetario y físico importante por parte de los colaboradores.
Sin embargo, gracias a la tecnología y la Transformación Digital, esta realidad está cambiando drásticamente y ya vemos algunas faenas que comienzan a remotizar su gestión operativa, habilitando así una administración más segura y eficiente de los recursos y personas que trabajan en estas condiciones.
Esta conversión es revolucionaria y, en palabras simples, logrará traer la faena de la mina a la ciudad, cambiando la forma en que se ha desarrollado esta industria a lo largo de la historia. Nuestro país es pionero en lo que respecta a “Minería 3.0”, y ya ha desarrollado los primeros proyectos exitosos, cuyos costos si bien son altos – están por sobre los US $15 millones- logran un retorno de inversión en menos de dos años.
Entre los principales beneficios de esta transformación está el ahorro en el área logística y de RRHH: lo que antes implicaba armar y mantener un campamento o faena, hoy muchas de estas áreas de operación se convirtieron en un Centro Integral de Operación (CIO) ubicado en la ciudad. Otro punto importante es la mejora en cuanto a la seguridad de los trabajadores, quienes en un futuro podrán gestionar la faena desde la comodidad de su hogar.
Junto a los innegables beneficios, todo cambio también implica desafíos. Uno de ellos será capacitar a los operadores para que pasen de un trabajo manual a una labor más tecnológica, monitoreando y dirigiendo los equipos autónomos para que cumplan con sus respectivas cuotas. No obstante, y contrario de lo que se podría pensar, los trabajadores seguirán manteniendo un rol relevante en la operación, puesto que su conocimiento no puede ser reemplazado de manera inmediata por máquinas que por ahora solo están programadas para cumplir una determinada función, sin tener la posibilidad de discernir ante eventualidades, como una modificación en el terreno u otro tipo de incidente común en este sector.
Con esta revolución, las empresas mineras tendrán que hacer un esfuerzo para proteger sus redes, ya que en la medida de que las minas avancen en este camino, estarán más expuestas a enfrentar ataques de ciberseguridad e incluso en sus redes operacionales y/o sistemas PLC. Por ello, es prioritario contar con la experiencia de organizaciones especializadas en el acompañamiento de la Transformación Digital, que sean capaces de proteger dichas redes y a la vez coordinar que todos los equipos y aplicaciones sean compatibles entre sí. En la “Minería 3.0”, la diferenciación estará dictada por el éxito en la implementación de estas tendencias.