Cerca de treinta son las playas, los balnearios y los bordes costeros que cumplen con criterios de accesibilidad en Chile, además de dieciséis parques nacionales, doce reservas nacionales y otros tantos monumentos y santuarios que completan los atractivos turísticos inclusivos existentes en el país.
Para que sepas dónde están ubicados, pinchando AQUÍ podrás revisar el mapa dispuesto por Senadis con la georreferenciación de estos lugares que cuentan con algunas medidas necesarias para que personas con discapacidad puedan disfrutar de entornos naturales durante sus vacaciones, permitiendo su participación en espacios de recreación y esparcimiento.
Durante esta semana de la inclusión, que se enmarca en la conmemoración del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, “desde Sernatur estamos promoviendo los atractivos turísticos del país que poseen medidas de accesibilidad universal, para que más personas puedan hacer turismo en esta temporada de verano y durante todo el año”, indicó la directora nacional de Sernatur, Andrea Wolleter.
La autoridad agregó que “es parte de nuestra hoja de ruta desarrollar el turismo nacional bajo un carácter inclusivo, por lo que cobra especial relevancia fomentar el turismo accesible desde todos los sectores, ya que la primera exigencia de una persona con discapacidad al salir de viaje es tener la certeza de que podrá acceder a un entorno físico adaptado a sus necesidades”.
¿Qué hace accesible a una playa?
Según el Servicio Nacional de la Discapacidad (Senadis), las playas inclusivas —como atractivos turísticos inclusivos— deben tener elementos básicos, como una ruta de aproximación, conectada con parada de buses hacia una zona de estacionamientos, paseos y costanera. Además, tienen que contar con una zona de estacionamientos accesibles de uso exclusivo y bien señalizados.
Es primordial que sea una ruta accesible que otorgue un desplazamiento continuo, seguro y claramente identificable, con pavimento estable, homogéneo y antideslizante, en estado seco o mojado. Debe contar con una pasarela para acceder a la playa, de superficie plana y de alta resistencia, de un ancho no menor a 1,20 metros y cuya pendiente no tenga más de ocho grados de inclinación.
De esta manera, se facilita que tanto personas que utilicen sillas de ruedas para desplazarse, por ejemplo, personas mayores, mujeres embarazadas o que transportan a niños o niñas en coche, puedan acceder al lugar.
