Productos hechos a mano y con valor agregado es la apuesta de Glocart, una empresa de EmpreDiem que a través de packs y regalos corporativos que vende a grandes compañías ha logrado incrementar las ventas de cientos de emprendedores en más de un 80 por ciento.
Por Valentina Bastías Atias
Salamanca, Constitución, Santiago y otras localidades de todo Chile han sido escenario de los programas de Glocart, que apoyado por agencias como ProChile y Corfo, ha instruido a pequeños manufactureros locales en las áreas de comercialización, finanzas, diseño y packaging de productos cien por ciento chilenos.
El objetivo es mejorar la propuesta de valor y diseño para ofrecer nuevas salidas comerciales y convertir proyectos en negocios sostenibles, rentables y con futuro.
“Por ejemplo, un emprendedor tiene un producto en bruto que es muy bueno, pero lo envuelve en una bolsa plástica y le quita valor. Nosotros ayudamos a potenciar ese valor a través de un empaque más bonito, con materiales sustentables, para enseñar ese valor”, aseguró la directora de Glocart, Camila Recabarren, a la cabeza de la empresa desde su creación en 2011.
Actualmente, Glocart provee regalos corporativos a Cementos Melón, Copec, inmobiliarias como Avellaneda, Fundamenta y Lo Campino, entre otras firmas, con flujos de venta que varían de acuerdo a los encargos de los clientes y las fechas del año.
“Tenemos empresas que acuerdan con nosotros sus regalos corporativos de todo el año, pero también existe mucha estacionalidad. Por ejemplo, el día de la madre o de la mujer, la Navidad, el 18 de septiembre, son fechas de mucha demanda, en las cuales llegamos a vender 10 millones de pesos, lo que para el emprendedor es una suma gigantesca”, destacó la directora.
Señaló que los pedidos realizados por las grandes empresas “significan las ventas de todo un año para un emprendedor”, por lo que Glocart se encarga de coordinar el trabajo, la maquinación de los regalos y los plazos de entrega.
“Las empresas le tienen pánico a los emprendedores y los emprendedores también le tienen susto a las empresas grandes, por lo que si uno no sabe apretar bien, la situación se escapa un poco. Nosotros funcionamos como mediadores, ponemos límites y coordinamos que todo salga bien, lo que aliviana el estrés”, sostuvo.
El propósito es aportar a que los emprendedores salgan al mundo exterior, “porque ellos están mucho en la operación y les cuesta mirar y compararse con lo que hay afuera, sobre todo en el caso de los artesanos”, quienes con frecuencia son adultos mayores de 40 años, afirmó.
Con este fin, cientos de emprendedores, pequeños y micro empresarios han participado de los programas de Glocart, que incluyen talleres, clínicas prácticas, visitas, vinculación con el medio y otros empresarios, así como también idas al extranjero.
El propósito de estos viajes es estar presente y explorar ferias como NY NOW y Ambiente, en Alemania, uno de los mayores consumidores y plataforma de mercancías a nivel mundial, que reúne a más de 4.500 expositores internacionales.
Recabarren explicó que sus programas se extienden entre tres y seis meses hasta un año, para después medir el impacto positivo en tres indicadores: el aumento en las ventas, la cantidad de vinculaciones comerciales que ha hecho cada emprendedor y si es que pasan o no a formar parte de la comercializadora de regalos corporativos.
“La vinculación que resulta es muy alta. Más del 80 por ciento de participantes consigue al menos cinco vinculaciones mientras están en el programa, lo que puede ser con proveedores, alianzas, venta de productos”, detalló.
Recordó que esta organización partió como un emprendimiento dedicado a los packs de Navidad distribuidos a empresas, y luego “fue mutando hasta llegar a algo mucho más escalable, que es el tema de los regalos corporativos que apuntan a grandes empresas, porque alcanzamos un mayor volumen y el impacto de las ventas es mucho mayor”.
Glocart está certificada por la Organización Mundial del Comercio Justo (WFTO, por sus siglas en inglés) y mantiene alianzas con ProChile y Corfo, entre otras entidades que hacen posible la impartición de programas dedicados a mujeres, a quienes trabajan en reciclaje, a emprendedores de regiones y a pequeños exportadores.
Respecto de la situación de los emprendedores y pequeños empresarios del país, Recabarren manifestó que “la innovación social es un concepto bien manoseado, pero los puntos duros no han sido detectados aún”.
“Falta poner el foco en los emprendedores; qué haremos como país para agregar valor a sus productos. Creo que Chile está muy pegado en vender materias primas, para que otros agreguen valor, pero el gran desafío de los chilenos es crear valor y diferenciarse a nivel mundial. Tenemos un potencial enorme”, concluyó.