Por Felipe Vargas y Cristián Toffolo Agencia AZTRO
Navidad y Austeridad desde le punto de vista del marketing podría resultar una dupla que no congenia, pero verdaderamente sí lo hace.
Si las marcas entendieran que la gente agradece cada vez más que no se invite a comprar, sino más bien a vivir experiencias y sensaciones, de forma paradójica más ventas realizarán, pues es la oportunidad de ser los primeros en comunicarlo y reconocerlo. ¿Cuántos no irán a hacer sus compras a aquella tienda donde el anuncio de Navidad es un famosos cantante latino y un también famoso muñeco de la TV chilena?
Si nos adentramos en el verdadero espíritu navideño, donde los niños son los verdaderos protagonistas, es responsabilidad de las familias -pero también de las marcas que “venden” un momento para vivir en conjunto-, comunicar mensajes acordes con lo que se quiere escuchar. ¿Y qué quiere un niño? un niño quiere ser maravillado, quiere ser sorprendido, quiere sentirse parte de un cuento navideño idealmente en un entorno familiar.
Por ello las experiencias y los momentos son imprescindibles pues, son los que quedarán en su recuerdo cuando ya peine canas.
En este sentido, las marcas pueden “vender” momentos, y uno de ellos puede ser el compartir en familia, volver a origen con la creación “a mano” de los regalos navideños. Por ejemplo, una gran empresa del retail de la construcción puede convocar a las familias con sus hijos a construir regalos de madera, regalando un “Manual de mágicos momentos”. En el fondo está invitando a la familia a compartir un momento, les insta a ser creativos con un gesto noble y de paso, les invita a comprar algunas cosas que le faltaban con el descuento navideño. Pero eso ya es otra cosa, que está relacionada a la venta cruzada.