Por Sebastián Álvarez, Diputado por la Araucanía.
La importancia de participar en Parlamento Climático Latinoamericano es un enorme honor, pero sobre todo una responsabilidad para con las futuras generaciones, con el rostro lleno de dudas de nuestros hijos sobre el mundo que les estamos dejando.
Nuestro joven país, enfrenta una serie de desafíos en materia ambiental, hoy más que nunca somos conscientes de que la problemática climática es transversal, y por lo tanto la unidad que podamos tener para enfrentarlos, es lo único que nos dará una oportunidad, en materias donde no hay segundas chances, solo posibilidades cada vez menores.
Si al hecho de ser parlamentario le sumamos, la intención de tomar nuestro lugar en la lucha por defender el territorio del mundo que nos corresponde y ojo que uso el término “territorio” dejando de lado el tema exclusivamente país, es porque nuestro discurso es unitario, sin reservas, sin fronteras, porque para decirlo de manera simple: “cuando llueve, todos, sin distinción alguna, nos mojamos”.
Una de mis fuentes de información más certera son los ancianos, con quienes diálogo mucho en mi region de la Araucanía, no se imaginan cuanto he aprendido y valoro sus certeras palabras, y el clima es tema obligado de estas reuniones, es como el santo y seña de otros comentarios más profundos, “parece que va a llover…”, “Está haciendo más frio que antes…” “qué raro si no es invierno…”, son algunas frases recurrentes.
La verdad, es que cada vez más, las frases simples de saludo se han vuelto temas y ello me demuestra que algo está pasando con el clima, llueve más, o hace más calor, “las estaciones se están corriendo” me dicen mis viejos… y tienen razón.
De ahí mi natural preocupación de entender el porqué de los hechos, ¿somos culpables de estos cambios tan dramáticos?, lo que llovía en meses cae en solo semanas, en verano las temperaturas han sido tan altas que una serie de incendios arraso con la zona centro sur de mi país, un nuevo “terremoto blanco” mato cientos de animales en zonas cordilleranas y lo más reciente una lluvia de granizos tiene de cabeza la producción frutera de exportación de todo Chile, siendo anunciada como resultado inmediato una crisis de precios que va a golpear directamente las economías de cientos de hogares, desde el temporero que desmalezaba las siembras, hasta el ambulante de la plaza, todos van a quedar sin trabajo. El resto deberemos pagar sobreprecios que pueden ser abusivos, pero son natural consecuencia de la oferta y demanda. Lo que me recuerda una verdadera crisis que se desato, por los sobreprecios de la palta hace unos meses, siendo un verdadero lujo su consumo, algo pocas veces visto, al igual que eventualmente los limones y los tomates.
Los comerciantes y los consumidores, todos coincidimos en decir “algo está cambiando en el clima y no es nada bueno”.
Lo anterior, es solo un ejemplo del problema gigantesco que se nos viene encima, estamos al borde y miramos el precipicio con la misma calma destructiva de los años 70 y 80tas donde el tema fue el recalentamiento global, las emisiones sin control de gases y la destrucción de la capa de ozono. En aquel entonces la conciencia colectiva de la humanidad en algo se estremeció, pero a la larga los poderosos países del norte, supieron evadir la responsabilidad.
Ello no es posible hoy en día, las redes sociales son en muchos casos la reserva moral del género humano, donde medios comprometidos son un verdadero faro, que iluminan no solo delatando problemas, sino que buscando soluciones sugiriendo derroteros en un tema donde no dejamos de aprender y maravillarnos de nuestra indiferencia camino a la muerte global.
Más allá de cualquier cifra, estudio especializado y términos técnicos, los cuales intencionalmente he querido evitar, uno de los hechos que me motiva a participar en instancias tan valiosas como este parlamento, es estar lleno de esperanza por el futuro de mis hijos, ellos tienen, como todos los niños del mundo derechos y obligaciones ambientales, a ellos se las enseñaron, se las fomentan, a mí generación no. Y es sin duda la falta de sensibilidad heredada por ignorancia, sobre este tema lo que debemos combatir, educando, legislando, de la mano de los expertos comprometidos con el planeta, actuar antes de que sea demasiado tarde.
Lo que digo no es nada nuevo, pero es sincero y lo pensé empapado, mientras llovía intensa e inesperadamente en plena primavera, inundando las aguas las calles de mi ciudad de Temuco.