Por Anderson Silva, Coordinador de servicios técnicos del área de poliamidas de BASF
La Ley de Reciclaje y Responsabilidad Extendida del Productor (REP) creó un sistema donde los residuos pasan a ser un recurso de valor, ya sea porque se convierten en fuente de energía, una nueva materia prima o bien se reutilizan. La normativa obliga que los fabricantes e importadores de seis productos prioritarios recuperen un porcentaje de su manufactura una vez terminada su vida útil, estos productos son aceites lubricantes, aparatos electrónicos y eléctricos, baterías, pilas, envases y embalajes y neumáticos.
Lo anterior es un desafío importante para las empresas porque se deberán hacer cargo de los bienes producidos cuando se conviertan en residuos impulsando automáticamente diversas estrategias y procesos de recuperación. Frente a este escenario, los productores deben reconocer las oportunidades para agregarle valor a sus residuos mediante la innovación. Como proveedores y productores de materias primas para la industria de envases y embalajes, estamos conscientes de este cambio, es por esto que buscamos ofrecer soluciones que vayan en esa línea.
Cuando en el mercado se discute sobre sustentabilidad en envases se asocia directamente a la acción de reciclar. Sin embargo, este concepto abarca más de una arista, por ejemplo, desarrollar empaques que tengas mayores ventajas para mantener la calidad del producto desde que se produce hasta que se consume. Ultramid® es una línea de poliamidas que incrementa las propiedades de los empaques donde se puede reducir el espesor de los mismos, manteniendo la resistencia mecánica, entre otras cualidades. Este tipo de producto ha sido desarrollado en base a las propias necesidades de los clientes, generando una directa relación con la disminución de contaminación en el medioambiente. Adicionalmente, gracias a sus cualidades de barrera se pueden aumentar las fechas de caducidad de los productos, mejorando la calidad de la cadena de consumo.
Actualmente, la cultura de sustentabilidad es un estilo que ha ido jugando un rol cada vez más importante. Sin embargo, en el caso del packaging es más complejo, ya que es necesario que sea una herramienta que hable por sí sola. Por ejemplo, en los supermercados, no existe una persona que esté promoviendo las propiedades que tiene un envase como que sea más amigable con el medio ambiente y que a la vez pueda garantizar la calidad del producto por más tiempo. Según el Anuario Estadístico Cenem 2017, en Chile, el mercado de packaging flexible representa aproximadamente un 9% en valor y un 2% en volumen, del total del mercado de envases y embalajes, frente a esto es fundamental inculcar una cultura del packaging.
En cuanto a la legislación, este cambio debe comenzar en la cultura de las grandes empresas, en su forma de producir y crear productos, el ahorro de materiales al momento de fabricar puede reflejar una mejora en el medio ambiente. No debemos olvidar que la sustentabilidad de los envases, aportan mucho más que reciclabilidad, por ejemplo, cuando se disminuye el espesor hay una reducción de consumo de productos del medioambiente, garantizando al mismo tiempo el producto final y el ahorro de sus costos, pero obteniendo mejores propiedades finales.
En otras palabras, los empaques sustentables que tienen mejores propiedades entregan más de un beneficio, ayudan a cuidar el medio ambiente y pueden mantener la calidad del producto desde la producción hasta el momento que se vaya a consumir. En BASF, pasamos de ser un proveedor de productos a ser uno que entrega soluciones que pueda mejorar la producción y productividad de nuestros clientes.
