Por Gonzalo Kirberg, CEO de Cumplo
La tecnología ha dado pasos decisivos y transformadores en la vida de las personas y las economías en todo el mundo. Un área particularmente sensible, y que está llamando a concentrar esfuerzos y a levantar regulaciones a nivel global, es la financiera y del mercado de capitales. Con el consecuente cambio de paradigma a nivel transaccional que estamos experimentando, en Chile ha surgido el interés por construir una industria sana, con reglas claras para quienes participan o tienen intenciones de acceder a ella.
En términos simples, la industria Fintech trabaja en la incorporación de tecnología en aspectos financieros que antes se realizaban exclusivamente de forma análoga o que han surgido producto de la masificación de lo digital en el mundo entero. En este sentido, términos como e-commerce, crowdfunding y crowdlending , entre otros, vienen a ocupar un espacio antes inexistente dentro del lenguaje de la nueva economía, lo que nos llama a aprender más de ellos y cómo, en consecuencia, se pueden transformar en conceptos y herramientas útiles para el desarrollo del sistema financiero.
El 34% de aumento que experimentó la industria Fintech en Chile desde 2016 impulsa otra cifra relevante para el contexto regional: hoy somos el cuarto mayor mercado en América Latina. Sin duda, se trata de números prometedores, que pueden afianzarse aún más si logramos trabajar de forma coordinada y transparente en la estructuración de las reglas que fortalezcan un área en crecimiento. En este camino, debemos ser capaces de abrir espacios para que las empresas que se están aventurando en este camino puedan mostrar su aporte al desarrollo del país y así potenciar el desarrollo de una industria poco conocido hasta ahora.
En esta línea, uno de los aspectos fundamentales es actuar con rapidez. La importancia de establecer un entorno seguro para la innovación debe correr a un ritmo mayor al que estamos acostumbrados. En términos simples, debemos crear un marco regulatorio que vaya de la mano con la velocidad a la que evolucionan estas empresas y no regirnos por los tiempos que normalmente toma legislar. La industria de la tecnología financiera se mueve a un ritmo mucho mayor y el país debe estar a la altura. Si dejamos de innovar en esta área, podemos quedar fuera de importantes cambios a nivel mundial que un país que ansía saltar hacia el desarrollo no puede pasar por alto.
Es necesario que la industria Fintech se desarrolle en un escenario seguro, no solo porque ésta abre un abanico de oportunidades relacionadas a la innovación o porque el rubro así lo requiere, sino porque las acciones que genera esta industria otorgan sustanciosos beneficios a las personas. Las empresas Fintech permiten que muchas personas que no tienen acceso a servicios financieros tradicionales, hoy puedan hacerlo -y a un menor costo-, y que las personas que sí logran tener acceso, puedan obtener mejores condiciones y más justas.
Mientras observamos cómo esta industria se mueve a nivel mundial, y aprendemos también de ella, trabajemos en una hoja de ruta que nos permita avanzar hacia su consolidación local. Tenemos la oportunidad de marcar un precedente importante si actuamos en conjunto y desde bases comunes que sirvan para el surgimiento de más negocios, con nuevos actores y con posibilidades concretas de una regulación que vaya a la vanguardia en el contexto internacional.