Por tercer año consecutivo, Fundación Credicorp Capital realizó una conferencia con un destacado expositor, quien fue por más de dos décadas columnista y editor de The Economist y actualmente director de la Fundación Rockefeller, Matthew Bishop.
Guillermo Tagle, Presidente de la Fundación Credicorp Capital dio la bienvenida a los invitados, para darle la palabra a Bishop, quien se refirió a cómo se ha ido transformando la filantropía en el mundo y destacó que este rol no sólo depende de las fundaciones, sino que es un trabajo de todos, tanto personas particulares, como el Gobierno, las empresas y el mundo civil. Otro de los temas que más destacó fue la falta de tecnología e innovación de las organizaciones sin fines de lucro, lo que ha impedido que avancen con mayor rapidez.
Posterior a la charla, Guillermo Tagle dio el nombre de la organización destacada de este año con el “Reconocimiento al Programa Destacado de Fundación Credicorp Capital”, que recayó en esta ocasión en Aptus Chile, por su programa “Formación de Líderes Instruccionales”.
En este sentido, Bishop apeló a que la filantropía – a diferencia del Estado – puede tomar riesgos, innovar y experimentar, porque posee los recursos para permitirse eso. Tiene la habilidad de seguir proyectos a largo plazo, crear alianzas con diversos actores para mejorar el impacto de los proyectos; puede ser catalizadora de la sociedad civil, el empresariado y el Estado. La filantropía puede crear agendas positivas.
Bishop, cree que, si ese “amor por la humanidad” va acompañado de lo racional, pueden surgir grandes ideas. El deber de la filantropía, según el escritor, es ser un ente coordinador de estas colaboraciones, pero también enfocarse en los resultados de sus inversiones, para alimentar la eficiencia del sector de las ONG’s. Para el experto, la filantropía debiera ser cada vez más integral, innovadora y hacerse responsable de su rol social. “Los filántropos tienen la posibilidad de hacerse cargo de los problemas sociales, de las desigualdades… Pueden ayudar a ser parte de la solución de estos desafíos”, aseguró Bishop.
Colaboración en el tercer sector
Para finalizar, se realizó un panel de conversación compuesto por Esperanza Cueto, Presidenta de Fundación Colunga, fundadora y directora de ComunidadMujer; Tomás Recart: Co fundador y Director Ejecutivo de Enseña Chile; George Anastassiou, presidente del Consejo Directivo de la Fundación Mustakis y Sebastián Zulueta, Director Ejecutivo de América Solidaria y Presidente del Centro de Padres de la Fundación Alter Ego; grupo que fue moderado por la destacada periodista y directora de Diario Financiero, Marily Lüders.
“Ha existido un tránsito a una nueva relación entre los donantes y los donatarios, del asistencialismo a la colaboración, a convertirse en socios. Estamos mirando a más largo plazo los proyectos. Hoy también los donantes se sientan en la mesa y son parte de la búsqueda de las soluciones, y en ese contexto creo que hay nuevas formas de inversión. Con América Solidaria, en estos años, hemos ido aprendiendo, avanzado en propósitos comunes. Hoy ya no somos financistas propiamente tal del proyecto, sino que tenemos otros vínculos de colaboración”, destacó Esperanza Cueto.
Sebastián Zulueta, en tanto, se centró en la importancia de que la innovación converse con los beneficiarios directos de las iniciativas. “La filantropía y la solidaridad no sirven, a excepción de que innovemos en poder darle participación a las comunidades con las que estamos trabajando. Cuando nosotros generamos innovaciones que van desde arriba hacia abajo, y que no considera en todo momento la participación de las comunidades, vamos borrando con el codo lo que escribimos con la mano. Yo creo que cuando vamos invirtiendo en eso, vamos logrando tener impactos mucho mayores”.
De las cuatro experiencias chilenas expuestas, se desprendieron conceptos como: confianza, aprendizajes mutuos, apetito de innovación, propósitos comunes, desafíos para seguir avanzando, aportes en causas sociales… Como concluyó, también, Matthew Bishop: “Más filantropía y mejor”.
Fuente: Fundación Colunga / Fundación Credicorp Capital