Informe Planeta Vivo 2018 muestra que las principales causas de la disminución de biodiversidad son la pérdida y degradación del hábitat y la sobreexplotación de la vida silvestre.
Debido a la estrecha conexión entre la salud de la naturaleza, el bienestar de los seres humanos y el futuro de nuestro planeta, WWF llama a la comunidad mundial a unirse para llegar a un acuerdo global por la naturaleza y las personas, con el fin de revertir la tendencia de la pérdida de biodiversidad.
La humanidad y la forma en que alimentamos, proveemos combustible y financiamos nuestras sociedades y economías están empujando al límite a la naturaleza y los servicios que nos proporcionan energía y sustento, señala el Informe Planeta Vivo 2018 de WWF.
El reporte, publicado hoy, presenta un inquietante panorama respecto al impacto de la actividad humana sobre la vida silvestre, los bosques, los océanos, los ríos y el clima del mundo.
El Índice Planeta Vivo (IPV), que monitorea las tendencias de la abundancia mundial de vida silvestre, indica que las poblaciones globales de peces, aves, mamíferos, anfibios y reptiles disminuyeron en promedio un 60% entre 1970 y 2014, el año más reciente con datos disponibles. La caída más pronunciada la sufrieron las especies de agua dulce (83%).
Este IPV abarca 16.704 poblaciones de un total de 4.005 especies monitoreadas; entre ellas cerca de 50 chilenas.
Las principales amenazas a la biodiversidad están estrechamente vinculadas a las actividades humanas e incluyen la pérdida de hábitat, la degradación y la sobreexplotación, lo que se evidencia, por ejemplo, en que en la actualidad un tercio de la captura global de especies del mar está representado por solo 10 de las 1.500 especies explotadas en todo el mundo. Asimismo, las selvas tropicales se están reduciendo: casi el 20% de la Amazonía, el pulmón del planeta, ha desaparecido en solo 50 años.
“La ciencia nos muestra la dura realidad que nuestros bosques, océanos y ríos están enfrentando en nuestras manos. De kilómetro en kilómetro y de especie en especie, la reducción de los sitios naturales y las poblaciones de vida silvestre son un indicador del enorme impacto y la presión que estamos ejerciendo sobre el Planeta, amenazando la estructura viva que nos sostiene a todos: la naturaleza y la biodiversidad”, señala Marco Lambertini, director general de WWF Internacional.
Junto con destacar el alcance y el impacto de la actividad humana en la naturaleza, el informe también se centra en la importancia y el valor de la naturaleza para la salud y el bienestar de las personas, nuestras sociedades y las economías. A nivel mundial, la naturaleza proporciona servicios por un valor aproximado de US$ 125 billones al año, al mismo tiempo que ayuda a garantizar el suministro de aire fresco, agua potable, alimentos, energía, medicamentos y otros productos y materiales.
El informe analiza específicamente la importancia de los polinizadores, que son responsables de la generación de US$ 235-577 mil millones en la producción de cultivos cada año. También evalúa cómo un clima cambiante, las prácticas agrícolas intensivas, las especies invasoras y las enfermedades emergentes han impactado su abundancia, diversidad y salud.
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Visión desde Chile
Para Ricardo Bosshard, director de WWF Chile, los datos del Informe Planeta Vivo 2018 nos piden con urgencia cambiar la forma en que nos relacionamos con la naturaleza y el valor que le damos, algo indispensable para la sobrevivencia de la humanidad. “Este informe muestra que es urgente establecer un nuevo acuerdo global por la biodiversidad y las personas, lo que esperamos se concrete en noviembre durante la próxima Conferencia de las Partes de la Convención de Biodiversidad (CDB), donde esperamos que Chile refuerce su compromiso con la protección de nuestros ecosistemas y especies”, señala.
“Chile necesita terminar con la actual fragmentación institucional y de políticas respecto a la conservación de su diversidad biológica, además de garantizar la eficacia de los recursos invertidos en ella y la participación de comunidades locales e indígenas. Por ello, es imprescindible contar a la brevedad con un Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas, iniciativa que ya se arrastra por varios gobiernos”, agrega Bosshard, apuntando también a la necesidad de garantizar un manejo efectivo de las áreas protegidas terrestres y marinas, y avanzar en un acuerdo nacional de restauración, considerando que hemos perdido el 42% de nuestros bosques nativos y existe casi un 80% de tierras degradadas, un 21% de ellas en proceso de desertificación.