La alta demanda de la industria por integrar capital humano especializado para hacer frente a los desafíos que supone la cuarta revolución industrial, ha impulsado a la educación técnico profesional a potenciar nuevas capacidades en los futuros egresados. ¿Cómo debe ser un técnico para la nueva industria chilena?
Según datos del Ministerio de Educación, el 41% de la matrícula de tercero y cuarto medio del país corresponde a Educación Técnico Profesional, es decir más de 160 mil jóvenes se están preparando para integrarse al mundo laboral con capacidades específicas para cada sector. Sumado a esto, en enseñanza superior, Chile cuenta con 151 instituciones vigentes de las cuales 47 corresponden a CFT y 43 a IP, estos establecimientos abarcan el 43,4% del total de matriculados.
Una cifra que va en ascenso, pero que aún no es suficiente. De acuerdo a estimaciones de la Sofofa, en el país existe un déficit que fluctúa entre los 600.000 y los 700.000 técnicos, esto debido a que la digitalización, la cuarta revolución industrial y el impulso de la innovación están requiriendo capital humano que cuente con capacidades que se adecuen a los diferentes desafíos del mundo de hoy.
Por tanto, la industria no solo está demandando más técnicos para el país, sino además está pidiendo egresados con competencias diferenciadoras. Desde sus orígenes, la educación técnico profesional consistía en la preparación de capital humano calificado para realizar tareas de aplicación y ejecución, sin embargo, las necesidades actuales hablan de un técnico capaz de analizar información, resolver problemas, comunicarse de manera efectiva, colaborar con otros, ser autónomo y evaluar los efectos de sus acciones.
Aptitudes que fueron recogidas por el Marco de Cualificaciones Técnico Profesional, documento elaborado por el Ministerio de Educación, Corfo y la Fundación Chile, con el objetivo de contribuir al desarrollo de trayectorias formativo-laborales acorde a las expectativas y capacidades de los jóvenes.
Según el documento, la industria actual requiere de técnicos capacitados para desarrollar prácticas aplicando el conocimiento y la información para resolver problemas e interactuar con otros en determinados contextos. Es decir, un técnico profesional debe tener habilidades formativas especializadas y blandas que los ayuden a conducir de la mejor manera los nuevos desafíos. Además, es necesario que aprendan el valor de trabajo colaborativo para la concreción de tareas y resolución de problemas y que tenga un gran sentido de la responsabilidad.
“La evidencia del contexto internacional señala la necesidad de considerar en la preparación de este capital humano, el desarrollo de competencias transversales que favorezcan su relación con entornos cada vez más digitales y altamente integrados. Por eso, los técnicos del país requieren de conocimientos y habilidades técnicas pertinentes a los procesos y actividades productivas desarrolladas en cada industria, pero también requieren de competencias conductuales que faciliten su incorporación y desarrollo laboral en cada sector o entre sectores”, comentó Hernán Araneda, Gerente de Desarrollo Humano de Fundación Chile.
Los nuevos técnicos no solo cuentan con herramientas actualizadas, sino que su experticia es valorada por el mercado. Un técnico profesional en Minería puede ganar en su cuarto año de egreso una cifra superior a $1 millón de pesos, de acuerdo a lo que estima el portal Mifuturo.cl.
Minería, industria pionera
El creciente interés por contar con técnicos de alto nivel, ha impulsado no solo al Gobierno a implementar medidas que aumenten la calidad y pertinencia de la formación TP en el país, sino también ha motivado a la industria a acercarse a diferentes actores para generar en conjunto una reforma en la preparación de técnicos para Chile.
La industria minera ha sido pionera en cuanto a estrategias para elevar las competencias de los técnicos que necesita. Es así como Eleva, iniciativa público-privada, busca alinear los intereses de la industria con las mallas curriculares de las organizaciones formativas; busca potenciar las distintas capacidades de formadores, colegios y estudiantes de educación Técnico Profesional para que egresen con las habilidades requeridas por la minería. De esta manera se asegura un ingreso mucho más rápido al mundo laboral y con posibilidades de aumentar la trayectoria de sus carreras.
Eleva cuenta con la participación del Ministerio de Economía, Ministerio de Educación, Ministerio del Trabajo y Previsión Social, Ministerio de Minería, Corfo, Consejo de Competencias Mineras (CCM), Programa Nacional de Minería Alta Ley, SENCE, Consejo Minero y es implementada por Fundación Chile.
“Hoy en día es imprescindible que trabajemos en el desarrollo de habilidades transversales y conductuales, como es el trabajo en equipo, el liderazgo y el pensamiento crítico, como herramientas que además posibilitan un mejor desempeño y movilidad laboral en diversos sectores de la industria. Además, es necesario conectar al mundo formativo con las necesidades particulares del sector. De este modo nos aseguramos que los egresados estén realmente preparados para los desafíos del campo laboral”, señaló Daniela Kework, Directora Ejecutiva de Eleva.
Agosto es el mes de la minería y de la educación Técnico Profesional, áreas que hoy están trabajando en conjunto para generar una experiencia de formación de capital humano que pueda ser replicada en otras industrias. Chile, al igual que países como México y Alemania está poniendo el foco en educación TP, pues es este nivel educacional el que liderará la cuarta revolución industrial que está viviendo el mundo.
Las habilidades del técnico de hoy según el Marco de Cualificaciones Técnico Profesional
Uso de la información
• Analiza críticamente y genera información especializada para responder a necesidades propias de su área y de otras afines a su especialidad.
• Evalúa y usa información para tomar decisiones y definir estrategias para innovar en procesos propios de su área profesional
Resolución de problemas
• Previene y diagnostica problemas complejos, estableciendo parámetros apropiados al contexto y relacionados con su área de especialización.
• Genera y evalúa soluciones a problemas complejos relacionados con un área de especialización en diversos contextos.
Uso de recursos
• Define, planifica, gestiona y evalúa recursos humanos y materiales, y procesos de un área profesional especializada.
• Aplica y evalúa métodos, procedimientos y técnicas para desarrollar e innovar en procesos de un área especializada en diversos contextos.
Comunicación
• Comunica y recibe información compleja y especializada a través de medios y soportes adecuados en diversos contextos.
Trabajo con otros
• Trabaja colaborativamente en procesos complejos, coordinándose con otros equipos de trabajo en diversos contextos.
• Lidera y retroalimenta a otras personas y equipos de trabajo en diversos contextos.
Autonomía
• Se desempeña con autonomía en funciones especializadas y estratégicas en contextos diversos y complejos.
• Dirige a otros en diversos contextos afines a su área.
• Toma decisiones tácticas y estratégicas que inciden en los procesos de su área en diversos contextos.
• Evalúa el proceso y los resultados del quehacer propio y el de otros para retroalimentar y generar estrategias de mejoramiento y de calidad.
• Moviliza recursos para la actualización de sus conocimientos y habilidades para su desarrollo profesional.
Ética y responsabilidad
• Respeta y propicia el cumplimiento de leyes y normas que resguardan la calidad de los procesos y el desarrollo de la organización.
• Responde por el cumplimiento de los resultados y procesos, así como por el cumplimiento de metas de acuerdo a sus funciones.
• Evalúa y comunica las implicancias de sus acciones y las de su equipo, sobre la salud y la vida, la organización, la sociedad y el medio ambiente.
• Define y guía las acciones propias y las de otros de acuerdo a los conocimientos, experticia y alcance de las funciones.