Bárbara Silva es la CEO de BeSTinnovation y directora de SingularityU en Chile, vitrinas que le han permitido a esta emprendedora chilena movilizar la innovación y la sustentabilidad en América Latina, asesorando a directorios de empresas en el despliegue de nuevos modelos y estructuras en la llamada “era digital”.
Por Valentina Bastías Atias
“Trabajamos con directorios de empresas, en entender la importancia de la transformación digital desde un punto de vista estratégico, como un motor para desarrollar nuevos modelos de negocios apalancando las tecnologías, lo que permite aumentar la productividad desde la generación de nuevos nichos de mercado”, señaló Silva en una entrevista con Diario Sustentable.
Con un modelo de integración “startup-corporación”, la organización de conocimientos, negocios y tecnologías BeSTinnovation logró crear valor a sus clientes por medio de consultorías y programas de transformación cultural y digital, lo que puso los ojos de una de las más prestigiosas universidades de Silicon Valley en la región: Singularity University.
Esta institución académica “del futuro” emplazada en el Centro de Investigación de la NASA, en Estados Unidos, arribó a América Latina por primera vez en 2016, a través del primer Singularity Chile Summit, un programa intensivo de formación ejecutiva con oradores y “agentes de cambio” de clase mundial.
Temas como educación, políticas públicas y calidad de vida forman parte de la cumbre que se realiza cada dos años a nuestro país, de manos de esta universidad “no convencional” que promueve el fortalecimiento de propuestas ligadas a la innovación tecnológica y la sustentabilidad, capacitando a ejecutivos de decenas de empresas chilenas y latinoamericanas.
Bárbara Silva, viñamarina y sicóloga de la Universidad Adolfo Ibáñez, fue en 2012 la primera mujer chilena en pasar por Singularity University en Silicon Valley, y lidera actualmente iniciativas como “Her Global Impact”, que impulsa el empoderamiento de mujeres en la toma de decisiones con impacto social positivo y el desafío de formar mil innovadoras al 2020.
A su juicio, el sector empresarial e industrial entrega “poca” importancia y oportunidades a las ideas sustentables y/o que integren la innovación tecnológica, principalmente por desconocimiento del cómo y por dónde empezar.
“Nosotros hacemos ese trabajo”, declaró Silva, quien aseguró que en Chile existe una tendencia reactiva en la materia. “El principal enemigo de la innovación es la miopía de los tomadores de decisiones y el sentimiento de éxito”, añadió la máster en Gestión de Innovación.
“La sensación de éxito fue lo que hizo que Nokia, Kodak y Blockbuster desaparecieran del mercado”, explicó, en relación a casos como el de la multinacional de las comunicaciones Nokia, valorizada en 200.000 millones de dólares y vendida en 7,3 millones de dólares a Microsoft en el año 2013.
A diferencia, dijo, otras compañías como Intel han migrado de un negocio basado en el comercio del PC a un modelo de datos entre el 2012 y el 2017, lo que refleja que “la tecnología permite habilitar muchos nuevos modelos de negocios; el cambio tecnológico no tiene vuelta atrás”, aseveró.
“La apertura a explorar un nuevo portafolio utilizando las capacidades instaladas de la organización (clientes, proveedores, infraestructura y talentos) permitirá mantener al negocio competitivo por muchos años más”, advirtió, respecto de su experiencia en la transferencia e integración de conocimientos y tecnologías que trabaja junto a directorios de empresas que buscan repensar su estrategia.
Silva destacó en esta línea a instituciones públicas como la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo), que ha desarrollado “un gran trabajo en el fomento de un ecosistema de emprendimiento, creando una cancha de juego para que nuevas iniciativas se desarrollen y florezcan”.
“Ahora se deben subir a este carro las corporaciones y empresas familiares”, ya que el desafío de Chile “es compararse y competir ahora en las grandes ligas”.
Chile se situó como el país más innovador de Latinoamérica, de acuerdo al último estudio elaborado por la Universidad Cornell de Estados Unidos y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI).
El sondeo publicado a principios de julio, resaltó también en la región a países como Colombia, Costa Rica, México y Uruguay.
Pese a que nuestro país lidera en Latinoamérica, la OCDE lo ubica como uno de los más atrasados en las áreas de innovación, debido a una falta de compromiso y financiamiento que van desde el ámbito público al privado.
“El Estado debe proveer la cancha de juego y una parte de los recursos; las corporaciones y las empresas la otra parte”, propuso Silva, en relación al esfuerzo que realizan los gobiernos por la innovación como camino hacia el desarrollo y la solución de problemáticas fundamentales de la sociedad ligadas a energía, medioambiente, salud, entre otros.
Otra arista relevante es el modelo de educación que se imparte desde la etapa escolar, que en Chile “usa herramientas del siglo XX, en pleno siglo XXI”, expuso Silva.
“Hay que modernizar el modelo de aprendizaje integrando las tecnologías a las mallas curriculares, usando metodologías ágiles, integrando programación de robótica e inteligencia artificial en los colegios. ¿Acaso no sería entretenido aprender geografía usando realidad virtual y aumentada en los colegios?”, concluyó.