Por Gonzalo Kirberg, CEO de Cumplo
En tiempos en que pareciera que las grandes compañías hacen lo imposible por reinventarse, ha surgido una nueva forma de hacer empresa, una que redefine el éxito y busca aportar a la sociedad a través de los productos y servicios que ofrecen, muchas veces certificadas en comercio justo o como Empresas B. Éstas han logrado darse a conocer con eventos que generan impacto y sentido en los consumidores.
Un ejemplo fue la tercera versión del #EcoFriday, iniciativa organizada por Mercado Libre que se realizó hace algunas semanas y que contó con la participación de más de 300 PyMEs chilenas. Esta instancia recibió un impulso importante desde el ejecutivo, a través del Ministerio del Medioambiente y también desde la sociedad civil por medio de Sistema B y la Asociación de Emprendedores de Chile (Asech).
Más allá de las cifras en ventas que este tipo de actividades puedan alcanzar, su verdadera importancia se refleja en el poder que tienen las pequeñas y medianas empresas al organizarse y unir fuerzas, incluso en sectores en que las condiciones del juego son desfavorables para quienes no tienen grandes capitales.
Aunque esto es un gran paso para consolidar la presencia de las PyMEs en el mercado, aún tenemos camino por recorrer. Y es aquí donde el sector público, los privados y las organizaciones de la sociedad civil deben seguir trabajando en conjunto con el fin de nivelar la cancha para todos, ya que hay que complementar y potenciar lo que están haciendo las nuevas empresas a través de nuevos marcos legales y comerciales que permitan una competencia más justa entre quienes participan del mercado. En ese sentido, la Ley de Pago Oportuno es una medida que da señales positivas.
Es fundamental apoyar, participar y reforzar distintas instancias que logren dar más fuerza a las PyMEs y Empresas B, tales como las rondas de negocio, el reciente Ecofriday y el evento de Financiamiento con Impacto, iniciativa que se realizó durante esta semana y contó con más de 500 asistentes, entre los cuales no solo habían emprendedores, sino que también el Estado, grandes privados e importantes actores de la industria del financiamiento.
Hoy, cuando la competencia es cada vez más descarnada entre las grandes compañías, vemos un espacio de crecimiento para las PyMEs que debemos cuidar y promover. La tarea entonces es seguir abriendo espacios de encuentro y de mayores oportunidades para los emprendedores. En síntesis, nivelar esa cancha para que las Pymes chilenas puedan dar ese salto que tanto anhelan, es una responsabilidad de todos.