Por Cristina Torres, coordinadora Programa de Conservación Marina de WWF Chile
Los océanos son una fuente de vida inagotable, entregándonos alimentos de excelente calidad nutricional, regulando el clima y, algo en general poco comentado, generando la mayoría del oxígeno que respiramos. Por tanto, podríamos decir que se trata de los pulmones azules de nuestro planeta. Sin embargo, hoy se encuentran fuertemente amenazados por diversos factores, entre ellos uno muy poderoso y que es originado por el ser humano: la contaminación.
Justamente, el lema de este Día Mundial de los Océanos, que se celebra este 8 de junio, es “Limpiemos nuestros océanos”, una tarea urgente, pero titánica. Al hablar de contaminación, nos estamos refiriendo principalmente al vertido de plásticos, una acción completamente evitable y de la cual ya estamos viendo potentes señales de toma de consciencia.
Junto con el aumento del nivel del mar y el calentamiento de las aguas, la contaminación plástica es una de las principales amenazas ambientales para nuestros océanos, ya que daña irreparablemente los ecosistemas marinos y sus especies. Se estima, por ejemplo, que más de un millón de aves marinas y más de cien mil mamíferos y tortugas marinas mueren cada año por ingestión de plástico o estrangulamiento.
Lo impactante del plástico en el mar se grafica en el llamado continente o isla de plástico que flota entre Hawai y California, el cual ya abarca más de 1,6 millones de Km2, lo que duplica con creces la superficie de nuestro país. Además, en diversos sitios, incluyendo Chile, se han encontrado trozos y residuos de plástico en fauna marina que ha varado en la costa. Recientemente, una ballena murió en Tailandia por una obstrucción intestinal y al realizarse la autopsia se encontraron 80 bolsas plásticas en su estómago.
Chile ha dado importantes pasos para comenzar a disminuir la presión de estos elementos sobre las costas, al convertirse en un país pionero en el continente tras aprobarse la ley que prohíbe la entrega de bolsas plásticas en el comercio de todo el territorio. Este avance, logrado con un amplísimo consenso, esperamos que abra la puerta para comenzar a regular y reducir la utilización de otros productos que impactan negativamente la vida marina, tales como las bombillas de los refrescos, y las botellas, cubiertos y vasos, todos de material plástico. Se trata de elementos para los cuales existen opciones probadas, por tanto su reemplazo en la vida cotidiana no debería ser un problema.
WWF Chile comenzó en 2015 una decidida labor para reducir el uso de bolsas plásticas, difundiendo entre la comunidad su impacto negativo, promoviendo y apoyando alternativas sustentables, e incidiendo en acuerdos para regular su entrega, además de trabajo con el retail. Luego, en 2017, entregamos a todas las candidaturas presidenciales una serie de propuestas, entre las que se encontraba el llegar a cero bolsas en todo el territorio nacional. Hoy es un momento para celebrar, sin duda, pero también para seguir avanzando en esos otros plásticos de un solo uso, de vida útil muy breve, pero que persisten por siglos en nuestro medio ambiente, perjudicando no solo la salud de la naturaleza, sino que también de nosotros mismos.
Démosle un respiro a nuestros océanos; aún es tiempo de hacerlo.