Por Ximena Abogabir, Socia Travesía100 (www.travesia100.cl)
Cumplí los 70 años lo cual, hace rato, me incluye en el grupo de los “ancianos”. Detecté en mí un creciente malestar ante el trato infantilizante y asistencialista de la sociedad. Constaté que a otros colegas etáreos les ocurría lo mismo: nos sentimos incómodos cuando insisten en tomarnos del codo o nos felicitan porque “ha llegado la hora de descansar”.
La mayoría de mi generación no puede ni quiere descansar durante los 10, 20, 30 ó 40 años que nos quedan, por razones económicas, por querer mantenerse activos o simplemente por búsqueda de sentido y dignidad.
Hasta hace poco, América Latina era considerada una región joven. Actualmente, en Chile, más del 20% de la población tiene más de 60 años, y se espera que la población 60+ tendrá un período de gran incremento que la llevará a sobrepasar en 2037 al segmento menores de 15 años. En este contexto, la sociedad tendrá que elegir entre hacerse cargo de un creciente grupo pasivo, que irremediablemente se tornará invisible, irrelevante, deprimido, senil. O adecuar las políticas públicas para que podamos seguir aportando a resolver las urgentes necesidades que enfrenta la humanidad, manteniéndonos vitales, creativos, dispuesto a dar sentido a nuestro tiempo libre y experiencia de vida.
Por ello, así como a los 20 años nos preparamos para los próximos 40, ahora a los 60 necesitamos hacerlo para los siguientes 40 años que posiblemente viviremos. Inevitablemente a los 60+ nos corresponde reinventar la longevidad, para lo cual lo aconsejable será abandonar las añoranzas y certezas, y con resolución volver a ponernos en marcha. Necesitamos cuidar nuestro cuerpo y nuestra mente, así como rehuir al pesimismo, y la rutina. También debemos abrirnos a insospechadas posibilidades, adquirir nuevas destrezas, ampliar nuestro círculo de relaciones y, muy especialmente, aprender a relacionarnos con las nuevas generaciones.
Para impulsar este movimiento, con un grupo de amigos 60+ formamos Travesía100, una EmpresaB (Pendiente) que promueve una madurez productiva y feliz. Decidimos apoyar la formación de un movimiento orientado al reconocimiento y empoderamiento de personas 60+, que deciden reinventarse (con o sin ánimo de lucro) y emprender con pasión, alegría y propósito.
También estamos visibilizando a este nuevo segmento, que ya no somos jóvenes ni nos reconocemos como ancianos, tal como en los años 50 aparecieron los teenagers, pésimamente traducidos al español como “adolescentes”, cuya cultura permeó los estilos de vida de los otros nichos demográficos. Así fue como los jeans y las zapatillas irrumpieron para quedarse en los guardarropas de todas las edades, los distintos niveles de ingreso, y las diferentes culturas del planeta. Ahora volveremos a celebrar la aparición de un nuevo segmento: aquéllos, que no sintiéndonos jóvenes, tampoco nos identificamos con el término “ancianos”. Para ello, requeriremos nuevas oportunidades de aprendizajes, profesiones y espacios de encuentro, insospechados productos y servicios, así como políticas públicas que faciliten a los 60+ una vida feliz, productiva y con propósito.
En síntesis, dado que muchos llegaremos a cumplir los 100 años, no tenemos mejor opción que enfrentar la travesía con optimismo, coraje y alegría. No esperaremos que otros definan las nuevas reglas del juego PARA nosotros, sino CON nosotros. Afortunadamente, no estamos solos.