Por Constanza Fernández, Consultora Gestión Social S.A.
Este mes entra en vigencia la Ley 20.015 de inclusión laboral de personas con discapacidad. Los últimos meses he podido participar de una serie de eventos y presentaciones que se han desarrollado, todas las que han estado copadas de asistentes. Sin duda son muchos los que están realmente comprometidos por avanzar en la inclusión y hacer un trabajo lo más profundo posible, pero no me deja de llamar la atención la suerte de histeria colectiva frente a esta nueva normativa, como si de un día para otro fuera a llegar un regimiento de inspectores a contar cuántos trabajadores con discapacidad existen en la empresa, y a pasar multas a quien pille volando bajo.
¿Qué es lo que en concreto entró a regir el domingo recién pasado? Las empresas con más de 100 trabajadores tendrán que contar con una dotación de al menos un 1% de personas con discapacidad dentro de su fuerza laboral. En caso que existan razones fundadas para no contar con esta cuota, pueden ocuparse algunas medidas subsidiarias, como contratar servicios externos que tengan contratadas personas con discapacidad, o realizar donaciones a organizaciones sin fines de lucro que trabajen con esta población objetivo.
Una de las preocupaciones que he visto en el ambiente tiene que ver con que existen algunos vacíos que aún no se resuelven, como por ejemplo, ¿qué pasa si mi dotación de un mes a otro es distinta, cómo calculamos el 1%?, ¿qué tipo de situaciones se pueden justificar como razones fundadas?, ¿qué pasa si publicamos una posición disponible y no obtenemos ningún candidato?, ¿tenemos que incorporar a personas con discapacidad en todos los procesos de selección?
De acuerdo, faltan detalles por definir y nos encantaría tener clarísimo cómo va a operar esta ley de la A a la Z, pero por qué estamos preocupados solo de cumplir. Los ejecutivos que llenan los eventos que mencioné anteriormente, vienen de las grandes empresas de Chile, las mismas que publican sus políticas de diversidad e inclusión en sus Reportes de Sostenibilidad y hablan de cómo aportan a los Objetivos de Desarrollo Sostenible. ¿Por qué no avanzar en cuantificar avances, auto definir metas desafiantes y ser un real aporte en la construcción de una sociedad más inclusiva?
Estamos hablando de una cuota de un 1%, sabiendo que las personas con discapacidad en edad de trabajar representan el 20% de los chilenos, estoy convencida que podemos ir por más. No nos quedemos satisfechos sólo con cumplir la norma a sabiendas que sólo plantea los mínimos a cumplir. Hay múltiples oportunidades por explorar, el ampliar la mirada a la cadena de valor y generar incentivos para que las empresas proveedoras aumenten el número de personas con discapacidad en su planilla de trabajadores o ampliar el mercado mirando a los clientes y dando soluciones a un segmento que siempre ha estado excluido.
En definitiva, pongámonos las pilas, exijamos a las empresas del país que sean un aporte sustantivo en materia de inclusión. Vivamos juntos los aciertos, errores y aprendizajes que trae consigo este cambio cultural.
Constanza Fernández / Consultora Gestión Social S.A.
Trabajadora Social UC, Diplomado en Políticas Públicas, y Magíster en Administración de Empresas Sociales de la Universidad de Columbia. Cuenta con amplia experiencia en investigación, capacitación y coordinación de proyectos.
Fuente: Consultora Gestión Social