Alejandra Fuenzalida, gerente general de United Way Chile
En su intervención pública más reciente, la presidenta Michelle Bachelet pidió que en el futuro análisis que se haga de nuestra Constitución Política, se aborde de manera especial una mayor equidad salarial entre hombres y mujeres. Este gesto es el claro reflejo de lo urgente que debemos actuar para dejar de lado las brechas que mantienen ese desequilibrio, tan dañino para nuestra sociedad y para el desarrollo de más de la mitad de la población total de Chile.
En ese discurso, adicionalmente, la mandataria reveló que las mujeres en nuestro país recibimos un sueldo 26,6% inferior al de los hombres por la misma tarea. Esto es, sin duda, una situación grave y que debe ser revisada, sobre todo si traemos al análisis el hecho que en Chile existe la Ley 20.348, de Igualdad Salarial, creada en 2009, pero que a la luz de los datos que se manejan en la actualidad, sigue sin ser cumplida a cabalidad.
Además de hacernos reflexionar sobre la falla que están cometiendo las empresas públicas y privadas al no ajustarse al marco legislativo actual, una revisión incluso más profunda tiene que ver con cómo realmente logramos sensibilizar y educar a la población -y en especial a los tomadores de decisiones- para generar el cambio real que necesitamos. En rigor, el incumplimiento de la ley nos muestra, una vez más, que aquellos cambios sustanciales, si se hacen a la fuerza, no son completamente efectivos y que la voluntad es fundamental.
De acuerdo al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, en América Latina, una de cada tres mujeres no tiene ingresos propios. Mientras, el Foro Económico Mundial estima en 217 años el tiempo en que tardará en cerrarse la brecha de género en todo el planeta, aun cuando su análisis apunta a que una sociedad y una economía prosperan cuando existe paridad. En Chile, la tasa de incorporación laboral de mujeres alcanza el 49%, un número bajo comparado con el resto de Latinoamérica (55%) y aún menor si se mide con las cifras OCDE (61%).
El trabajo que debemos hacer como sociedad se sustenta en bajar las barreras de entradas para las mujeres al mundo laboral y a los cargos directivos, además de asegurar el cumplimiento de la igualdad en las remuneraciones. En contextos en los que conmemoramos un nuevo Día Internacional de la Mujer, tenemos una oportunidad invaluable de materializar aquellos cambios que tanta falta nos hacen para que podamos decir, con total certeza, que hemos dado un paso importante hacia la inclusión y la disminución de la brecha de género en Chile.