El desempeño financiero está correlacionado a factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG, por sus siglas en inglés). La gran cantidad de índices de sostenibilidad, desde el Dow Jones al Bovespa, resaltan el hecho que el desempeño de las empresas se evalúa a través de indicadores financieros y no financieros. Esta “prima de sostenibilidad” representa las capacidades de las corporaciones individuales, para gestionar mejor el riesgo y aprovechar las nuevas oportunidades de mercado.
La sostenibilidad es relevante para el sector financiero, dado que permite canalizar fondos a empresas que demuestren su capacidad para aprovechar las nuevas oportunidades de mercado y garantizar que las empresas en sectores más riesgosos gestionen adecuadamente los riesgos ambientales y sociales asociados.
Los bancos que financian sectores de alto riesgo están expuestos tanto a riesgos de crédito como de reputación. Los préstamos que generan oposición social o causan daños al medio ambiente pueden enfrentar demoras en el pago y empañar la imagen del cliente y de la entidad financiera. Las organizaciones no gubernamentales (ONG) y otros actores de la sociedad civil han dirigido activamente sus reclamos a los bancos, por financiar inversiones que generan intensas deforestaciones, reasentamientos comunitarios, pérdida de hábitats u otros daños ambientales irreversibles.
Para el sector financiero, el riesgo financiero, el riesgo reputacional y el deseo de ayudar a definir soluciones abrieron el camino para la creación de los Principios del Ecuador (EPs, por sus siglas en inglés) en 2003. Hoy, los EPs han sido adoptados por 92 bancos de financiación de proyectos, que representan cerca del 70% de este mercado global. Con el liderazgo de asociaciones bancarias, bancos multilaterales de desarrollo, gobiernos y la sociedad civil, el sector financiero está definiendo políticas, estándares y herramientas que ayuden a convertir la sostenibilidad en una estrategia comercial central para bancos, fondos y gestores de activos. Esto permitirá gestionar mejor los riesgos y capacitar a sus clientes en el camino.
¿Cómo pueden los bancos identificar estos riesgos?
Hay cinco factores claves para ayudar a identificar riesgos ambientales sociales y de gobernanzan en los bancos:
- Implementar un sistema de gestión ambiental y social: esto permite alertar ante preocupaciones respecto de proyectos individuales o de clientes, y asegurar que los riesgos sean bien conocidos y mitigados al decidir si se financiará o no.
- Evaluar el riesgo sistémico: a nivel de sector para generar un impacto mucho más significativo en la cartera. Por ejemplo, el cambio climático es el más evidente, donde un patrón de clima puede afectar al sector entero (por ejemplo, la sequía conduce a la pérdida de cosechas), o un evento catastrófico puede dañar irreparablemente inversiones particulares (por ejemplo, una inundación de 100 años destruye una fábrica de baja altura). La contabilidad de los riesgos sistémicos y la diversificación ayuda a evitar la presencia de “activos abandonados” dentro de una cartera.
- Invertir en tecnología: muchos bancos están utilizando tecnología de bajo costo para identificar riesgos ambientales y mejores herramientas de gestión. Estos incluyen sistemas de mapeo, monitoreo en tiempo real, intercambio de datos e imágenes satelitales. Un buen ejemplo es GFW Pro, una herramienta desarrollada por el World Resources Institute (WRI) con el apoyo del BID Invest. (mira el video aquí)
- Realizar investigaciones: los bancos están desarrollando investigaciones ambientales para mejorar los análisis de riesgo crediticio. Cantidades crecientes de información pública sobre sostenibilidad, datos ambientales, herramientas de calificación y orientación, han permitido que los banqueros encuentren mejores formas de comprender los impactos ambientales y sociales, e incorporarlos en sus decisiones de inversión.
¿Cómo poner en práctica los estándares ambientales y sociales?
Para gestionar estos riesgos, los bancos pueden desarrollar estrategias institucionales que definan lo que financiarán y lo que no. Hoy, para los bancos es una práctica estándar tener una política ambiental corporativa que guíe las decisiones de inversión. Muchos bancos han dado un paso adicional al desarrollando políticas específicas para sectores de alto riesgo, que brindan orientación detallada sobre lo que un banco considera aceptable o no. Con compromiso de la alta gerencia y políticas ambientales corporativas, los bancos desarrollan sistemas de gestión ambiental y social (ESMS), que traducen las políticas en procedimientos específicos dentro de las operaciones de un banco.
BID Invest ha proporcionado capacitación, guías y herramientas a medida, para nuestros clientes del sector bancario, y así definir estrategias de sostenibilidad e implementar sistemas de gestión ambiental y social. La evolución que hemos visto es positiva, pero tenemos un largo camino por recorrer. Los bancos ahora dependen de tres estrategias principales:
- Sofisticados enfoques “Conozca a su cliente” que se incorporan en un proceso de ESMS integrado, permitiendo a las instituciones financieras alejarse de un enfoque de proyecto individual y centrarse en el compromiso corporativo, la capacidad y los registros de seguimiento.
- Colaboración con el sector bancario en toda su amplitud para desarrollar normas voluntarias a nivel nacional e internacional. Los bancos pueden beneficiarse de las iniciativas y mesas redondas del sector financiero (por ejemplo, FEBRABAN en Brasil, Mesa de Finanzas Sostenibles en Paraguay o el Protocolo Verde en Colombia).
- Detección temprana de riesgos ambientales y sociales mediante el uso de tecnología, como plataformas de monitoreo satelital que se incorporan a los sistemas de gestión. Si bien se centra en los riesgos, con el tiempo las imágenes satelitales también pueden ayudar a definir nuevas oportunidades de financiación y crecimiento adicionales.
Sin embargo, todavía hay trabajo por hacer. Los bancos deben reconocer los costos intrínsecos asociados con una administración inadecuada de los riesgos ambientales y sociales, y estar al tanto de los potenciales beneficios asociados con una estrategia financiera sostenible para sus negocios.
Los bancos, que han establecido una estrategia clara de sostenibilidad y han incorporado esta visión en un sistema de gestión para ayudar a identificar y gestionar los riesgos, ahora están mucho mejor posicionados para tener éxito en aprovechar las oportunidades de sostenibilidad. Un estudio de S&Pindica que el mercado de bonos verdes crecerá en un 30% a US$200 millones en 2018, en comparación con el año anterior. Cabe destacar, que los bonos verdes se valoraron en apenas US$13 millones en 2013.
Esta columna fue publicada originalmente en el blog Negocios Sostenibles del Banco Interamericano de Desarrollo BID.