A una hora de Temuco, en la comuna de Cunco, se encuentra una de las vertientes de agua más prístinas del mundo. No contiene minerales ni sodio. Es un agua natural que cae desde la Araucanía Andina hasta la fuente de agua Santa Amalia, donde se retrata uno de los paisajes más fascinantes e inmensos de la zona sur de Chile. En ese mismo lugar, la compañía Andes Mountain Water, envasa directamente el agua, sin agregar ningún componente químico y la distribuye en hoteles, restaurantes y retails a nivel nacional e internacional. Asimismo, desde 2015, están certificados como empresa B, por su compromiso con la comunidad de Cunco y el entorno.
En 2012, la familia Mayol, dueña del fundo Santa Amalia -llamado así por la colonizadora Amalia Castellón De Silva, quien habitó ahí mismo a principios del siglo XX- realizó un test al agua que caía por la vertiente cercana. El resultado arrojó que su composición la hacía una de las aguas más puras del mundo. Comenzaron a envasarla y por tres años sólo exportaron el producto al extranjero, posicionándose poco a poco como una de las aguas más finas servidas en restaurantes y hoteles de China, Dubái, México y Estados Unidos, entre otros.
Paralelamente, llevan a cabo una misión social, con familias y estudiantes de Cunco, dedicada a promover la educación socioambiental mediante talleres de reciclaje y recolección de basura en la playa de Mehuín, capacitación en artesanía a adultos del lugar y, en la fábrica, el 90% de sus empleados tienen barreras de empleo. Por estas prácticas, ganaron el Premio Best for Community 2015, galardón entregado por Sistema B a las empresas que mejor impactan a la sociedad en el mundo.
“Nosotros nunca pensamos en crear nuestra empresa bajo el sistema B, ya que siempre fuimos una empresa familiar con espíritu B. Mi mamá fue la que nos comentó de este nuevo sistema que promueve las buenas prácticas en el empresariado cuando trabajó con Gonzalo Muñoz (CEO de Triciclos). No lo pensamos mucho y nos certificamos”, afirma Amalia Mayol, Encargada de Marketing, y quien lleva su nombre por la colonizadora que vivió en el fundo donde se extrae el agua.
Desde el inicio, han marcado pauta con prácticas sustentables en la zona, ayudando a mejorar la calidad de vida de los habitantes, por lo que ser empresa B más que un título ha sido un reconocimiento. “No hemos cambiado mucho las políticas sustentables ya que siempre las hemos tenido: reuniones semanales con la comunidad, trazabilidad de desechos reciclados, capacitaciones y actividades con las personas de la zona. Pero anteriormente no lo teníamos registrado en papel como te pide el sistema B”, sostiene Felipe Mayol, Gerente de Ventas, quien añade que los beneficios de ser B, con una red de contactos nueva y networking, ha sido “muy positivo para enfocarse en hacer negocios con personas que piensan parecido a uno”.
En la fábrica, todos los empleados son capacitados y tanto hombres como mujeres trabajan por igual. “Estamos rompiendo con el paradigma de la mujer rural que debe encargarse solamente de las labores de la casa y esperar que el marido trabaje. Esto ha sido muy satisfactorio ya que nos hemos dado cuenta que están más empoderadas y para ellas llevar un aporte económico a la casa es muy importante”, concluye Amalia.