Stefan Fritz, Project Manager Energy & Environment, CAMCHAL – Cámara Chileno-Alemana de Comercio e Industria A.G.
Desde algunos años somos testigos de un importante auge de las energías renovables y más recientemente, de una impresionante caída de los precios eléctricos. Sin embargo, esto no nos debería desviar de los esfuerzos por reducir el consumo energético, ya sea primario, térmico o eléctrico.
Al contrario de muchos países OCDE, Chile todavía no ha logrado el desacople energético, y su demanda de energía sigue creciendo de forma correlativa a la curva del crecimiento económico. La reducción de la emisión de gases de efecto invernadero puede resultar solo si se abordan ambos desafíos: la reducción del consumo energético, aprovechando medidas de eficiencia energética y en paralelo, la transformación hacia una matriz de energía sustentable.
La eficiencia energética permite la reducción de emisiones, el aumento de la productividad y un desarrollo más sustentable del país. Por esa razón, la Agenda de Energía del gobierno de Chile, exige mejorar la eficiencia energética de manera significativa hasta el año 2050.
Efectivamente, queda la tarea pendiente para el próximo gobierno de aprovechar el sólido fundamento del programa Energía 2050 – y complementarlo con una ambiciosa y madura ley de eficiencia energética para poder cumplir con sus metas nacionales y compromisos internacionales.
No obstante, no se puede dejar esta tarea únicamente al estado. La industria puede adelantarse y generar enormes ahorros, empezando con medidas que requieren de inversiones menores, como es el caso de la introducción de sistemas de gestión de energía en las empresas. Complementando esto con la optimización y automatización de los procesos productivos, aprovechando sobre todo el potencial de ahorro en el área térmica, significaría un gran paso hacia adelante.
La cogeneración por ejemplo, combina en un solo proceso la producción de calor y de electricidad, aprovechando el calor residual de motores y turbinas para llegar así a grados de eficiencia por sobre el 97%.
En tanto, la automatización busca optimizar procesos, y para esto la medición y el monitoreo de parámetros claves es el primer paso para registrar mejoras de eficiencia energética. El segundo paso consiste en convertir estos datos en información útil e integrándola a los sistemas.
Estos desafíos son de carácter global, y se están enfrentando tanto en Chile como en otros partes del mundo. Es el caso de Alemania, cuya industria de automatización y robótica cuenta con una facturación anual de €12,2 mil millones. Sin dudas, un sector industrial clave, que crece rápidamente y que a futuro ganará mucha más importancia.
La dimensión del potencial de los ahorros para la industria, se puede plasmar por ejemplo, en una de las plantas de la empresa alemana productora de acero Thyssen Krupp que contó con costos anuales de energía de €5,4 millones.
La automatización en solo la edificación de esta planta, optimizando de forma inteligente y adaptándose a sus necesidades reales, los sistemas de aire acondicionado, la iluminación, y la recuperación de calor entre otras cosas, generaron un ahorro de energía total de un 12%, lo que corresponde a €648.000 anuales.
El intercambio tecnológico con maquinaria aprobada y también de conocimientos entre Chile y Alemania, pueden apoyar en la reducción de las emisiones de gases de impacto invernadero y por ende, a frenar el alarmante cambio climático que particularmente en Chile se nota cada vez más.
Chile ya ha logrado ser referente internacional de su exitoso proceso de expansión de energías renovables. Ahora tiene la oportunidad de ir por el siguiente paso y demostrar sus capacidades en la implementación de la eficiencia energética. La eficiencia energética no es una amenaza sino una importante oportunidad para la industria chilena.
CAMCHAL seguirá impulsando iniciativas orientadas al uso eficiente de la energía, al aumento de las energías renovables, a la mejor capacitación para la gestión inteligente de la energía y una mayor sustentabilidad de la matriz económica de nuestros países.