Comparativamente, cuando se efectúan análisis turísticos o incluso de desarrollo local o ambiental, pero que habitualmente derivan en el componente turismo, una de las principales conclusiones dice relación con que el territorio analizado es único, con una buena historia por contar y con características irrepetibles que en los sucinto debiera no sólo atraer, sino fidelizar los crecientes flujos de desplazamientos tanto a nivel nacional como internacional.
Ese resultado es correcto. Nuestros lugares son únicos, no hay otra Isla Huapi en el mundo, no existe otro río Calcurrupe, no existe otro sistema de fortificaciones como el de nuestros castillos, o nuestro tren turístico El Valdiviano; y qué decir del bosque húmedo templado, nuestra concentración de termas en Sietelagos, las Áreas Silvestres Protegidas del Estado y una larga lista de espacios no repetibles.
Por lo demás, si ampliamos sólo nuestra mirada a las regiones circundantes y a las provincias argentinas, nos encontraremos también con lugares únicos, además con productos en esencia similares, ríos, termas, nieve, cultura, naturaleza, lagos, montañas, etcétera. ¿Dónde está entonces el valor para una visitante de elegir uno u otro espacio? Esta simple pregunta lleva implícito el hecho que los destinos, regiones, ciudades o comunas que la hayan comprendido a cabalidad se lleven hoy no sólo una buena cantidad de turistas sino que mayores niveles de gasto y en consecuencia mejor PIB, empleo y calidad de vida.
En esencia esa es la reflexión que importa para nuestra joven Región de Los Ríos. A mediano y largo plazo la mirada estratégica debe dar cuenta no sólo de nuestros atractivos o deseos personales, sino que de las tendencias turísticas, de un mayor valor agregado que, por encima de lo descrito al inicio de estas letras, genere experiencias únicas, irrepetibles y que además motiven gasto turístico para una mejor calidad de vida.
Lo anterior se logra sin duda con estrategias, asociatividad, calidad, productos y promoción, pero jamás será sustentable sino valoramos a nuestra gente, nuestros ciudadanos y ciudadanas. El valor agregado y las experiencias únicas se generan a partir de nosotros, conociendo nuestra historia, nuestros bellos lugares, nuestra oferta y manteniendo siempre una sonrisa como anfitriones. Así la experiencia turística es nuestro mejor valor agregado.
Fuente: Sernatur