El 85% de todo lo que el consumidor adquiere lo hace de forma inconsciente, es decir, no racional. Y más aún, considerando que estamos en la esperada época de vacaciones y que se avecinan los múltiples gastos de marzo ligados principalmente a educación, esta tentación -y necesidad- compulsiva se acrecienta y es un arma financiera mortal.
Es tan así que el 50% de los chilenos está endeudado, esto corresponde a más de 8.000.000 de personas, y a un 10% de ellas simplemente no le alcanza para mantenerse y se re-endeuda. Por lo que las emociones juegan un papel importante en este proceso.
Igualmente, la deuda promedio en Chile es de $1,6 millón, y un 40% de las personas que se encuentran en este grupo ganan menos de $500.000 al mes, por lo que parte importante de ese porcentaje de la población está sobreendeudado o en peligro de caer en categoría de morosidad, donde son 4,5 millones los chilenos afectados.
Es por eso que aconsejo al consumidor que controle sus emociones y considere que un endeudamiento responsable corresponde de forma óptima al 25% del monto de su ingreso. Si está entre el 30 y 40% de sus entradas, se encuentra en un umbral peligroso, en este punto todavía tiene un margen de maniobra que le permitirá, con pequeños ajustes, regresar a un nivel saludable.
Si supera el 60% de su sueldo, se ubica en una situación de sobreendeudamiento y es probable que esté a punto de entrar en mora, por lo que debe dejar de adquirir pasivos. El consumidor, además, debe tomarse un tiempo para comparar cada opción, ya que al detenerse a analizar podrá observar las diferencias abismantes de precios que existen entre una empresa y otra.
Igualmente, el consumidor debe calcular el dinero que se recibe durante el mes y en función esto, desglosar y determinar cuáles son las necesidades básicas y los productos que se necesitan comprar con regularidad cada mes. Hay que tomar en cuenta que no todas las deudas son malas, existen las buenas y son las que podemos solventar debidamente.
Después de tener claro cuánto dinero se necesita para satisfacer las necesidades y compras mensuales, no hay que gastar más de lo debido, sino que respetar el presupuesto mensual. Para no salirse del presupuesto, incluso en época de vacaciones y de los pagos de marzo, recomiendo definir metas y objetivos financieros para evitar la tentación de ocupar dinero impulsivamente.
En tanto, hay que ser un consumidor inteligente, pensando y comparando las opciones del mercado antes de hacer alguna compra para que ésta quede dentro del presupuesto. Se deben tener en cuenta los imprevistos (cesantía, enfermedad), por lo que debe ahorrarse un monto cada mes pensando en este ítem al cual todos estamos expuestos.
También es muy relevante definir objetivamente los gastos durante el período que comprende el presupuesto, donde primero deben pagarse los más importantes como la hipoteca o arriendo de la casa, luz, agua y teléfono, después lo demás como, por ejemplo, los alimentos.
Igualmente, recomiendo organizar el presupuesto de tal forma que el ítem de pago de créditos -que son tan comunes en tiempos estivales o de gastos del mes de marzo- no supere el 30% del ingreso total de la persona. De esta manera, se evita caer en el dañino sobreendeudamiento, que afecta sobre todo a las clases media y baja y que es pan para hoy, pero hambre para mañana.
Finalmente, en un país con más de 17.000.000 de habitantes existen poco más de 21.000.000 de tarjetas de crédito operativas. Hay que tener presente que no son una extensión de los ingresos. Es dinero que, aunque de fácil acceso permitiendo acceso cómodo a ciertos bienes, es prestado y que, si no se usa responsablemente, sin siquiera medir intereses ni el CAE, es un arma de doble filo.