Ante el creciente parque automotriz capitalino, que en 2015 contaba con 4,64 millones de vehículos, -incluyendo unidades pesadas- se estima que para 2018 supere los 5 millones, según el INE (Instituto Nacional de Estadísticas). Por esta razón, una de las medidas adoptadas por el Gobierno Regional y la Intendencia Metropolitana, es la construcción de nuevas ciclovías, algunas en ejecución y otras en proyección, que para 2021 se añadirán a los 287 kilómetros actuales sumando un total de 499.
Para el próximo año está contemplada la inauguración de 102 kilómetros de ciclovías en diferentes sectores de la capital que beneficiaran a múltiples comunas. Una de ellas será la “Ciclovía de la Infancia”, que conectará a 6 comunas, en una ruta que unirá a La Granja, San Joaquín, Macul, Ñuñoa, Providencia y Recoleta en 15 km de longitud. Partirá en el Parque Bicentenario de la Infancia y se extenderá hasta la zona sur en el Parque Brasil, cerca del Museo Interactivo Mirador (MIM), donde en su recorrido, se podrán ver los Estadios Nacional y Monumental, el Parque Inés de Suarez y la ciclovía Mapocho 42K, entre otros lugares emblemáticos.
Otro ciclovía en construcción es la del “Parque Metropolitano”, al borde del Cerro San Cristóbal y sobre el lecho del Canal El Carmen. Este nuevo tramo será un sendero rústico que conectará distintos lugares del cerro, tales como el Parque Mahuidahue, Parque Infancia y el Zoológico Nacional.
A partir de este proyecto, se sumará un nuevo acceso al parque para los vecinos de Huechuraba, Recoleta y todo el sector norte de la ciudad. Además, generará un circuito de menor intensidad para todos aquellos que no tienen el estado físico para llegar a la cumbre.
“Estamos conscientes del crecimiento automotriz en la ciudad, pero creemos que para acogerlo no necesitamos construir más calles, sino que debemos cambiar el paradigma y hacer que las personas se bajen del auto y prefieran un medio de transporte más sustentable para la ciudad. Santiago tiene cerca de 4 millones de vehículos particulares, creemos que el que se baja del auto se hace un favor a sí mismo y también le hace un favor a la ciudad”, respondió el Intendente Metropolitano, Claudio Orrego.
Cool Place to Bike
Si la infraestructura está construida, sólo falta fomentar más el uso de la bicicleta, y con ello, de paso, evitar la constante emisión de CO2 en la atmosfera debido a los vehículos. “Las ciclovías no son la única forma de incentivar el uso de la bicicleta. Para nosotros la clave está en aumentar la sensación de seguridad, ya que al hacerlo tendremos más personas usando la bicicleta que ya poseen”, comentó Iván Páez, Fundador de Cool Place to Bike, plataforma que incentiva el uso de la bicicleta mediante competencias entre trabajadores.
Los empleados registran su viaje en la aplicación Kappo, que al final de cada recorrido, entrega un reporte de impacto con la cantidad de kilómetros en bicicleta que los empleados anduvieron. Esto se traduce en CO2 no emitidos al medo ambiente, calorías quemadas y minutos de ejercicios. Además, el reporte indica datos concretos que potencian la responsabilidad social empresarial y bienestar de los trabajadores.
“La fórmula de Kappo se basa en que si uno incrementa el uso de la bicicleta en cualquier ciudad del mundo, dos cosas van a pasar: primero, el automovilista va a estar más consciente que el ciclista existe por lo que va a tener más cuidado cuando interactúe con él. Esto atrae a más gente a usar su bicicleta porque se vuelve más seguro. Y cuando la demanda aumenta, ocurre el segundo fenómeno: el gobierno está más dispuesto a invertir en infraestructura ciclista de calidad para hacerse cargo de esta demanda”, afirmó.
Cool Place to Bike cuenta con más de 200 empresas participantes, que mediante el uso de Kappo, han reducido la emisión de 90 toneladas de CO2 en 60 días, lo que equivale a 21.000 litros de bencina 95 octanos y a un ahorro de 15 millones de pesos en combustible.
“Al aumentar la cantidad de personas que usan la bicicleta, naturalmente irán apareciendo ciclovías que se construyen usando el espacio que hoy es para el automóvil. Imaginar esto de forma reversa es complejo y poco natural, es cosa de analizar nuestra historia, no se construyeron autopistas para incentivar el uso del automóvil, estas nacieron debido al aumento en la demanda”, concluyó Páez.