La creciente variabilidad, intensidad e incertidumbre del clima de la Tierra ya está afectando a las comunidades, los mercados y las operaciones comerciales a nivel global y también en nuestro país.
Como líderes empresariales, estamos comprometidos con la acción sobre el cambio climático y el desarrollo sostenible, que ofrece el potencial para crear una economía más próspera y resiliente.
La evidencia científica y económica es clara. Si no actuamos, se corre el riesgo de que el cambio climático socave seriamente la futura prosperidad mundial y genere costos sociales, económicos y ambientales significativos en el mundo, y particularmente en nuestro país. Si damos los pasos correctos, podemos asegurar una economía baja en emisiones de carbono que sea más resiliente, más eficiente y menos vulnerable a las crisis globales.
Pero el tiempo es corto para la acción efectiva que nos permita enfrentar la amenaza del cambio climático a niveles peligrosos. Si bien hay ejemplos de políticas y acciones decididas, con el ritmo actual cruzaremos el límite de 2° C.
Reiteramos nuestro decidido apoyo al Acuerdo de París: un marco político claro, estable, ambicioso y rentable es esencial para respaldar la inversión necesaria para lograr reducciones sustanciales de las emisiones de gases de efecto invernadero para mediados de siglo. Como líderes empresariales, creemos que la certeza creada por este marco de política permitirá ir desbloqueando la inversión y el desarrollo de tecnologías adecuadas, a la vez que ofreciendo la perspectiva de un mayor éxito comercial, con la consecuente creación de empleo en sectores clave como la energía, el transporte y la construcción.
El sector privado invierte en importantes proyectos de energía e infraestructura, y muchas veces la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero que éstos generan podría verse potenciada si estuviera incorporado el precio del carbono en las decisiones de inversión.
Es por ello que consideramos que la iniciativa Precio al Carbono en las Américas es un enfoque efectivo, que proporciona los incentivos adecuados para direccionar la inversión privada y hacer el mejor uso del conjunto limitado de fondos públicos.
Tener un precio claro, transparente e inequívoco a las emisiones de carbono debe ser un objetivo central de la política para la acción contra el cambio climático de los diferentes países de la Región, así como la utilización de precios internos del carbono en las decisiones de política pública.
Aunque existen varios mecanismos que se pueden utilizar para hacer esto, como empresas nos enfocamos en trabajar a través del mercado, utilizando enfoques como el comercio de emisiones, que ofrecen integridad ambiental y flexibilidad para las empresas.
Un precio sobre el carbono revelará la ruta de menor costo para los objetivos de reducción de emisiones existentes y puede abrir la puerta a una mayor ambición, movilizando las finanzas a una escala que pueda impactar el objetivo climático. Tal ambición aumentada es vital si queremos prevenir la interferencia antropogénica peligrosa con el sistema climático. Un precio al carbono también puede proporcionar ingresos públicos para complementar la inversión privada en el desarrollo y la demostración de nuevas tecnologías bajas en carbono y, con el enfoque correcto, también ayudará a involucrar a los consumidores e incentivar los necesarios cambios de comportamiento.
Aplaudimos los esfuerzos de Chile y otros países de América que culminaron en la creación de la iniciativa Precio al Carbono en las Américas y hacemos un llamado a los políticos, legisladores y a nuestros pares del mundo empresarial a nivel nacional e internacional para que muestren liderazgo y compromiso con la acción climática y el desarrollo sostenible, y nos comprometemos a trabajar en conjunto para lograr los objetivos del Acuerdo de París.