Su casa es su hogar y taller. Ahí hace su vida y trabajo. Decidió ser independiente hace 20 años y hoy en día, aparte de diseñar trabajos para editoriales y empresas, Tomás Díaz (57) o “Vikingo” como le dicen sus amigos, dedica días a crear arte en objetos desechados por la gente. Desde tazones, teteras, enchufes hasta guitarras, herramientas y controles de PS3 son parte de la transformación que ha llevado a cabo el diseñador con su emprendimiento “ArteCosas”, donde es el “artista, secretario, asistente y jefe”.
Desde su página de Facebook “ArteCosas”, Tomás presenta cada semana nuevos artículos con diseños atractivos que prometen darle vida a todos los espacios de una casa u oficina. El lema es “Reciclar para Decorar”. “Cuando botas un objeto que ya no te sirve, crees que pierde su valor, pero hay muchas cosas que se pueden hacer con ellos para renovarlos”, afirma. Una tarea que le puede llevar desde un par de días hasta dos semanas en el caso de artículos más grandes, como guitarras o una escalera de juegos para niños, que está decorando actualmente.
Tomás asume que “en un principio no tenía la intención de vender mis productos, lo veía como un hobbie, pero tras varios pedidos de la gente comencé a ponerles precio”. Sin embargo, el objetivo no es generar rentabilidad, ya que el artista sigue trabajando en proyectos paralelos de diseño para otras organizaciones y su real convicción es reutilizar objetos que de no ser diseñados por él terminarían en la basura.
“Es fundamental para mí mantener el objetivo de ser un emprendimiento sustentable, donde hago ilustraciones sólo con acrílico y sin ningún químico tóxico. No es coincidencia que cada vez sean más las personas que estén pensando en reutilizar sus desechos o regalarlos para un fin mejor”, sostiene.
La sustentabilidad y sus matices llegó a la vida de Tomás mucho antes que el tema estuviera en boga, debido a que su familia le inculcó desde pequeño el reciclar, no utilizar bolsas plásticas y no desechar cosas usadas. “Eso se lo agradezco a mis padres que siempre estaban diciéndome las oportunidades y valor que hay en las cosas. Una educación que me marcó profundamente”, comenta.
Después de un año y medio trabajando con “ArteCosas” ha tenido la oportunidad de exponer en galerías y participar de ferias sustentables es distintos puntos de la capital, donde “la recepción de las personas ha sido increíble y aprecian mucho ciertos productos”, dice. Su objetivo a futuro es lograr que más gente se sume a la reutilización de objetos desechados para decorar lugares y de paso cambiar el ánimo de la gente. “Espero que más personas vengan a dejarme sus objetos o que otros artistas se sumen a crear arte en base productos usados para regalar o vender y alegrar los espacios personales y comunes que compartimos. Esa la función principal de la decoración”, concluye el artista.
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