Los países que han reducido su huella de carbono están dispuestos a pagar más por un producto proveniente de una industria preocupada de disminuir las emisiones de CO2 y a la misma vez a rechazar aquellos que no cumplen con las normas internacionales. Las empresas ya están tomando medidas y la energía fotovoltaica gana terreno cada día aportando a la sustentabilidad, ahorro y cuidado del planeta.
Si bien Chile como país es uno de los que menos contribuye a la emisión global de gases de efecto invernadero (0.26%), su aporte por habitante es uno de los más altos de la región y ha crecido 40% en 20 años. Según el Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero 1990-2010 las emisiones totales de Chile subieron de 49,8 millones de toneladas en 1990 a 91,5 millones en 2010.
Para combatir este escenario ha crecido exponencialmente la instalación e implementación de proyectos fotovoltaicos que ayudan a mitigar la huella de carbono, en especial en los exportadores, quienes podrían llegar a tener impedimentos o barreras en el comercio exterior hacia destinos comercios como Francia, Inglaterra, Estados Unidos o Australia, debido a las regulaciones que presentan los productos que elaboran en su territorio. De esta manera, han comenzado a pedir la cuantificación de las emisiones de los gases efecto de invernadero para los bienes que importan lo que considera las emisiones generadas desde la producción hasta el transporte.
Exigencias que afectan principalmente al sector agrícola y que enfrentan el riesgo de perder posicionamiento en el mercado internacional a partir de normativas que están se están implementando y que se ha ido internalizando de a poco en nuestro país.
“Han sido también los mismos consumidores, cada vez más informados, quienes lo demandan. Un claro ejemplo es lo que sucede internacionalmente con los vinos, en este caso además ligado al marketing, que cuando llega una botella a la mesa de un restaurante, por ejemplo, aporta a la reputación del lugar el hecho de que incluya información en la etiqueta sobre el cuidado del medio ambiente que existió para la elaboración de esa bebida. Algo que los consumidores exigentes empiezan a tener en cuenta”, señala Alejandra Cervantes, Project Manager de TRITEC-Intervento, empresa que realiza proyectos fotovoltaicos de gran envergadura en nuestro país, principalmente en el sector agrícola.
La ejecutive añade que “no hay duda que la legislación internacional aumentará las exigencias de contralor ambiental sobre los países exportadores, sin embargo quizá la mayor presión provendrá de la competencia ejercida por quienes tratan de aprovechar las oportunidades comerciales emergentes y obtener ventajas de posicionamiento en el mercado, como ya se ha ido observando con algunas empresas del sector agroindustrial-“, asegura.
“Más adelante seguramente no solo la ausencia de declaración de emisiones será un riesgo, sino más aún la magnitud de este indicador, especialmente cuando constituya una declaración de superioridad o equivalencia de un producto frente a otro que pertenezca a la competencia, es por esta razón también que conviene empezar a buscar medidas de mitigación que aporten a la reducción de emisión de los gases de invernadero. Y es en este proceso, en los que los paneles solares están ganando cada día más terreno, tomando en cuenta la eficiencia energética, el ahorro que implica para los productores y el apoyo de éstos en la reducción de la huella de carbono”, concluye.