Emprendimiento cambia la actitud de las personas gracias a la unión de educación y empresariado

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Parte del equipo de ActitudLab. En el pendo se lee: “Un deseo no cambia nada, una decisión lo cambia todo. Volvamos a ver la vida con actitud”.

¿De qué manera podemos construir confianza en nuestro entorno? Con actitud. Suena simple, pero no lo es y esta palabra, que expresa un estado de ánimo y disposición a realizar las cosas, está adquiriendo cada vez más fuerza y notoriedad en establecimientos educativos y empresas de nuestro país. Los encargados de realizar esta desafiante tarea son parte de un emprendimiento social llamado ActitudLab, un “laboratorio de la actitud”, que está logrando introducir en la mente de estudiantes, trabajadores, jefes y gerentes, la actitud como una respuesta a los problemas del día a día más que una simple acción. “Porque es la actitud de las personas y la manera de afrontar las dificultades de la vida lo que genera grandes cambios. Prefiero trabajar mil veces más con una persona apasionada, con menos aptitudes que se quiera comer al mundo, que con una persona preparada que no tenga interés”, confiado dice Sebastián Errazuriz, Director Ejecutivo de ActitudLab.

Son una empresa certificada B que centra sus objetivos en aumentar las capacidades de liderazgo, compromiso, empatía y pasión de las personas. En educación han impartido clases de emprendimiento, innovación y negocios a 18.000 escolares de liceos técnicos profesionales, y han formado en cursos similares a 13.500 apoderados y 4.000 docentes en más de 90 establecimientos educativos. “El 44% de la educación chilena es técnico profesional y es una de las más dejadas de la mano del Estado”, comenta con pesar Errazuriz.

Para combatir esta situación, impulsan desde hace dos años, el programa “Yo me hago cargo”, donde durante el primer semestre de clases los alumnos deben arreglar una problemática de su establecimiento educativo. Y en el segundo, deben crear una campaña para comunicar la problemática social en la que están inmersos. “Aprendí a trabajar en equipo, que tengo más capacidades de las que creía, fortalecí lazos con otros y aprendí a confiar en mí misma”, dijo en una de las actividades Arantxa Urrutia, estudiante del Colegio Bautista de Concepción.

“(Actitud Lab) son un aporte para el Chile del mañana: un Chile más empático, más humano y más responsable por sus habitantes”, los describió en una oportunidad Benito Baranda.

En el plano empresarial han trabajado con Nestlé, Corona, Masisa, Mall Plaza, Parque del Recuerdo, Falabella, y otras 54 más, progresando notablemente el trabajo colaborativo de los empleados (incluidos gerentes y jefes de área), mejorando el clima laboral y potenciando el liderazgo e innovación de todos los participantes. Dentro de las actividades realizadas, se encuentran, talleres de Apresto Laboral, Charlas de Economía, Seminarios de Capacitación y clases de Formación Empresarial. “Implementamos un servicio basado en el optimismo. Primero, se divisa un desafío: me siento parte de mi entorno. Segundo, veo una oportunidad: algo puedo hacer. Y tercero, existe una brecha: me comprometo”, explica Errazuríz, abogado y también profesor de las Universidades Católica y Adolfo Ibáñez.

Precisamente en las clases que dictaba comenzó a ofrecer esta metodología basada en el optimismo y pensamiento pro positivo, un sistema que tiene influencias de modelos internacionales, como el “Timmons Model”, la “Actitud Canvas” y el “Design Thinking”, entre otros. Todos adaptados a las necesidades de la sociedad chilena. “Una sociedad que necesita un cambio de actitud para su satisfacción laboral y personal”, resume Errazuriz.

Educación y Empresa unidos

Después de trabajar años en educación y empresa por separado se dieron cuenta que no había un dialogo abierto entre uno y otro. La oportunidad de impulsar acciones estaba ahí, pero no existía un método que aplicara lo aprendido por los trabajadores a los establecimientos educacionales. La idea vino de la mano de una reunión con Nestle.

“Nos dijeron (Nestlé) que querían mejorar las competencias de comunicación efectiva en sus trabajadores, pero además tenían un desafío internacional que tenía como objetivo el situar a la educación en primera línea y comprometer a generar empleabilidad a los jóvenes a nivel global”.

Y aquí es dónde hace sentido el nombre ActitudLab, ya que la empresa desarrolla un método interno de “laboratorio” en el que los integrantes estudian a fondo el método requerido para cada cliente y dan ideas que contribuyen a su realización. Sesiones que implican creatividad, experiencia, diseño y pasión en cada idea que se propone.

Una de las estrategias implementadas fue preparar a los empleados de Nestlé por 8 horas en las competencias de adaptabilidad, comunicación efectiva y colaboración, y en vez de hacerles una prueba final, debieron hacer un apresto laboral (trabajo grupal diseñado y dirigido a personas que están buscando empleo) a estudiantes de liceos técnicos. De esta manera, los educados educan a los jóvenes.

“Queremos que las empresas hagan contribuciones a la sociedad mediante la educación, que sean escalables, medibles e impacten positivamente en la gente. Ya no es suficiente que los niños de un colegio vayan a visitar a una empresa y vean cómo funciona por dentro. Ahora debemos educar a los niños con talleres, desde el empresariado, que los ayuden a desenvolverse en el mundo profesional de hoy”, concluye Errazuriz.

ECOLÓGICA

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