Vivimos en tiempos en que cada acción y decisión que tomamos tiene consecuencias inmediatas tanto para las personas como para el medio ambiente.
Pasó la etapa de solo planificar, es el momento de actuar. La sostenibilidad dejó de ser una opción y hoy es un imperativo; el crecimiento solo es posible si se desarrolla de forma sustentable, es la única manera de hacer negocios hoy en día y también de ser rentables con mirada de largo plazo. La pregunta es cómo.
En Unilever hemos adoptado el Plan de Vida Sustentable, una forma de hacer crecer el negocio, reduciendo al mismo tiempo nuestra huella ambiental y aumentando nuestro impacto social positivo. No se trata de una opción ni es negociable, es una bajada del CEO mundial, solo se nos permite crecer de forma sustentable. Es un enfoque que abarca la cadena de valor total y que asume responsabilidad de todo el proceso, desde dónde provienen los ingredientes, a la forma en que se utilizan nuestros productos. Se han reducido los costos, los riesgos han sido mitigados y las marcas con una misión social están creciendo el doble de rápido que el promedio de la compañía.
Para avanzar en estas ambiciones, en Unilever estamos trabajando todos los días para incorporar el propósito en todo lo que hacemos. Desde 2015 todas las fábricas y oficinas de Unilever en Chile y el mundo dejaron de enviar residuos al relleno sanitario. En nuestro caso, esta acción es equivalente a sacar de circulación 700 camiones de basura al año y la posibilidad de cerrar por 3 días el relleno sanitario de Santa Marta, pero además contribuye significativamente reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación generadas por concepto de transporte y la descomposición de los residuos. En Unilever, reciclar se convirtió en una práctica cotidiana instalada en el corazón del negocio.
Nos interesa motivar a que otras empresas e instituciones se sumen a la ruta cero residuos, un camino de largo plazo que requiere mejorar en forma continua. Si más actores se suman, podríamos potenciar el desarrollo de más empresas como las que ya existen, algunas como Recupac o Ecológica que hoy se hacen cargo de la gestión de los residuos, y crear una industria para residuos que no tienen un mercado desarrollado en la actualidad, así como alternativas para compostaje y eficiencias en el transporte.
Si bien nosotros alcanzamos la anhelada meta de dejar de enviar residuos al relleno sanitario, nuestro trabajo no ha terminado. Hoy nuestros esfuerzos apuntan a modificar la composición entre reducir y reciclar, haciéndonos cada vez más eficientes. Aún hay un porcentaje de nuestros residuos que van a valorización alternativa, y nos gustaría que cada vez sean menos.
Sin duda alguna, el mayor desafío es que la recuperación y el reciclaje salgan de nuestro radio de control y sea un hábito que se traspase a los consumidores, para lo cual dependemos de las políticas públicas, la infraestructura y el compromiso de las personas. Pronta a salir a la luz, la ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP) establecerá metas de reciclaje a los productores que deberán hacerse cargo de sus productos una vez terminada su vida útil. Lo que será un importante desafío para la industria que deberá hacerse cargo de los residuos que están en el mercado, del cambio de hábito de los consumidores y de reciclar aun cuando los incentivos no involucran actores fundamentales como los proveedores de envases.
El desafío también es para el Sistema de Gestión (SIG) que deberá generar una empresa que incorpore a un gran número de competidores en pro de potenciar el reciclaje en el país, buscar el desarrollo de nuevos mercados de gestión de residuos, potenciar la innovación a través del ecodiseño, -porque a mayor reciclabilidad, menor es el costo de manejo- y que cada regulado pueda comprometerse a establecer metas voluntarias con el foco de lograr metas masivas en torno al manejo de los residuos más complejos. Para esto, es importante que dentro del SIG exista un fee diferenciado dependiendo de qué tipo de materiales incorpore cada asociado.
Estamos comprometidos con el espíritu que anima esta ley y desde hace bastante tiempo venimos avanzando en mejorar la reciclabilidad de nuestros envases. Hemos optimizado el diseño de los materiales y estructuras eliminado envases no necesarios, desarrollado versiones concentradas de los productos, y para 2020 vamos a reducir a una tercera parte el peso de los envases a través del uso de materiales ligeros. Son metas que vienen desde arriba y nos han obligado a encontrar soluciones de forma creativa. Hace poco anunciamos un nuevo objetivo medible para 2025 donde todos nuestros envases plásticos serán reciclables y vamos a aumentar en al menos un 25% el uso de contenido de plástico reciclado, y recientemente hemos diseñado un sistema llamado CreaSolv Process para que el plástico de los sachets y bolsas sea recuperado y luego utilizado para crear productos nuevos para la compañía. Del mismo modo que tenemos metas como solo proveernos de energía renovable para el 2020 y lograr ser carbono positivo para 2030.
Los esfuerzos están en marcha. La gran pregunta es si el consumidor cambiará sus hábitos o qué tan rápido los cambiará y si valora el esfuerzo de las empresas por ser sustentables, nosotros estamos convencidos de que es así. Aún la información es incipiente, pero se está generando conocimiento sobre ello. Un reciente estudio internacional revela que un 33% de los consumidores están optando por comprar marcas que ellos creen están haciendo un bien social o ambiental. Una buena señal que nos anima para seguir trabajando en este sentido.