Para Lucas Davis, académico de Haas School of Business de la Universidad de California (Berkeley), la demanda energética en Chile se proyecta aumentará un 2,6% anual en las próximas dos décadas.
Pese a que Chile cuenta con una población cercana a los 18 millones, el país lleva la delantera en materia de energía solar, con casi tres cuartas partes de la capacidad instalada de la región.
Desde Haas School of Business de la Universidad de California (Berkeley), Lucas Davis, profesor asociado de análisis y política económica, asegura que su atractivo se debería, en parte, a cuatro factores que analizó en el blog del Instituto de Energía de la escuela de negocios, y que te resumimos a continuación.
1. Crecimiento de la demanda energética
La demanda energética en Chile se proyecta aumentará un 2,6% anual en las próximas dos décadas. El mismo número para Estados Unidos es de 0.7%.
La mayor parte del crecimiento se espera que venga, no de la minería, sino de los sectores residenciales y comerciales del país. Esto estaría en concordancia con el reciente trabajo de Catherine Wolfram que ve un amplio margen para el crecimiento de la demanda energética en los países de ingresos medios como Chile.
Esto quiere decir, que en los próximos años, Chile continuará cerrando la brecha de desarrollo entre sí y los países de ingresos altos como Estados Unidos, lo que se traduce en una mayor adopción de dispositivos que utilizan energía.
2. El desierto de Atacama
El desierto de Atacama en el Norte de Chile es el lugar más seco del planeta e incluso algunas zonas nunca han visto caer una gota de lluvia.
Atacama es alto, plano y seco, la locación ideal para el desarrollo de la energía solar. Además, el sol está presente día tras día con los niveles más altos de radiación solar que en cualquier otra parte del mundo.
El territorio representa un gran desafío para el gobierno chileno, quien además prevé conectar las redes eléctricas chilenas de norte a sur para 2018, lo que es clave para la industria de energía solar en Atacama, dado que el grueso de la demanda eléctrica estaría en el sur.
3. Gas Natural y Carbón limitado
Otro factor clave para Chile es que no existe una reserva significante de gas natural.
Chile tiene dos terminales de importación de GNL, pero su producción es costosa, promediando dos o tres veces los precios típicos de Norteamérica. Esto es lo suficientemente costoso como para que las plantas de gas natural luchen para competir con la energía solar no subsidiada.
Por otra parte, aunque Chile tiene ricos recursos de cobre y otros minerales, tiene muy poco carbón. El carbón puede ser importado, por supuesto, pero hay una oposición política al carbón basado en preocupaciones ambientales.
4. Compromiso con un libre mercado
La desregularización y la privatización no siempre han sido buenas para el medio ambiente en Chile, pero en este caso, la transparencia del mercado y la falta de interferencia gubernamental han ayudado a los inversionistas privados a tener la confianza de ingresar al mercado agresivamente. Toda la generación de electricidad en el país es de propiedad privada y hay más de una docena de empresas internacionales que operan en el sector solar de Chile.
El auge de la energía solar en el país se ha desarrollado sin ningún impuesto explícito en carbono o subsidio para las energías renovables. Las condiciones favorables en Chile, sin embargo, han llevado a precios relativamente bajos para este tipo de energía.
Fuente: Sustentabilidad FCH