Carlos Villarroel, Director de la Escuela de Publicidad de la Universidad del Pacífico
Sin duda, existe en los chilenos la idea de que los vinos nos representan en el ámbito mundial. En esta línea, aparece decididamente uno de los atributos que más caracteriza a los vinos y es su procedencia, criterio de premiación internacional para la categoría al reconocer si efectivamente una marca de vino es capaz de reflejar la región donde se encuentra y su propio país.
En el libro de Eduardo Carrasco sobre Roberto Matta, editado hace años, se detalla algo que pueda ayudar a ejemplificar lo anterior y sigue siendo muy vigente, cuando señala que el pintor en su primera época en Europa, sin saber qué haría con su vida y con algo de dinero que culposamente le había entregado el amigo que lo albergó y posteriormente lo despidió, fue a un restaurante y sentado en una terraza de vista panorámica en París, pidió al garzón el mejor vino que se vendía en el lugar. La conclusión es que el vino es un balcón, porque pudo recordar nítidamente su tierra, los olores que la envuelven, su propia historia. Una experiencia que lo sedujo y nunca olvidó. En los siguientes años, como un artista excepcional invirtió mucho dinero en muchos tipos de vinos con la idea de encontrar la misma textura y aroma que marcaron uno de sus puntos de partida como pintor.
Es ineludible que la composición del suelo permite obtener diferencias en los vinos y que junto al clima acompañan el viaje hacia el consumidor. Entonces, la procedencia resulta ser determinante para las viñas como Concha y Toro, y Errázuriz, que obtuvieron el segundo y quinto lugar, respectivamente, en la reciente premiación del prestigioso listado que Drinks International definió entre países de tradición vinícola.
La tradición familiar y leyendas asociadas a la propia marca, también marcan un camino. Coraje y audacia en la actualidad y el pasado permiten abrir espacios y posicionar cepas y alquimia en cada botella. Desarrollar eficientes procesos y métodos de comercialización incorporan una creatividad seleccionada, cuidadosa y exigente, que surge como sello del espíritu en estas marcas premium. Sin contradicciones, la ecuación patrimonial y de tendencia va de la mano para la conquista de nuevos paladares y consumidores.
Escalar el Aconcagua o convocar una cata a ciegas entre marcas de gran linaje habla del desafío y la conquista de mercados internacionales de la viña Errázuriz, como también el sofisticado cuidado en las bodegas de Pirque que realiza desde el siglo XIX el mismísimo diablo, como señaló en esa época Don Melchor Concha y Toro.
El vino está situado al centro de la cultura de nuestro país y, por esta razón, la gestión de conocimientos y tecnología que mezcla y distribuye lo ancestral con lo nuevo, contribuye a una imagen de marca sustentable y sostenible en el tiempo. Marcas de clase mundial.
Un muy buen vino viene acompañado de buenos embajadores y distinguidos expertos que dan cuenta de la calidad que posee la marca. Es una industria que posee códigos y protocolos, medios a disposición y plataformas en donde deben presentarse y ascender en confianza. Estos indicadores de calidad están en mercados de Europa, Estados Unidos y Asia, instancias donde las marcas del mundo buscan incorporar estos pasaportes para introducirse en nuevos países y relacionarse con sus habitantes de la misma manera como lo han realizado en años. Además, la propia industria local también refuerza distinciones y reconocimientos que avalan esa ruta del vino en el exterior.
Los chilenos y turistas extranjeros perciben que la segmentación que las viñas proponen es sobre esta lógica, donde un consumidor se va transformando en fiel promotor de una marca. Una estrategia que implementa distintas tácticas asociadas a otras categorías como el turismo, la gastronomía y experiencias de tiempo libre que se incorporaran a las preferencias del consumidor.
Reconocer bodegas, casas patronales, procesos de producción e iconografías en cada etiqueta, habla del vino como un balcón, porque no sólo se reconoce un lugar como Chile, sino que permite darlo a conocer. Es encontrar el país en un producto, también la idea de que a través del vino y las marcas que cuentan con el reconocimiento mundial se puede armar el mapa de Chile.