Talento femenino: Una receta para el crecimiento. Por Alejandra Fuenzalida, gerente general de United Way Chile.

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En lo que va de este año, las mujeres han sido protagonistas en los medios de comunicación por diferentes temas que se relacionan con la igualdad de género. Marchas internacionales, proyectos de ley a favor de las mujeres, políticas de equidad, edad de jubilación, violencia contra la mujer y empleabilidad femenina, son algunos de los temas que han acaparado la atención.

En este último punto destaca un estudio de la firma especializada en reclutamiento Michael Page, difundido a principios de abril. De acuerdo a esta investigación, nuestro país se encuentra en el último lugar de Latinoamérica en cuanto a empleo femenino, alcanzando un 43% de ocupación laboral entre las mujeres, lo que nos sitúa un 11% por debajo del promedio regional (54%).

Ante estas cifras, expertos de dicha consultora afirmaron que nuestro país se encuentra muy lejano en relación a otros países. Por ejemplo, Colombia tiene un 55% de mujeres en su fuerza de trabajo y de este total, un 53% ocupa un cargo a nivel de gerente. La realidad en Chile es muy distinta, ya que la representación femenina en niveles profesionales y gerenciales alcanza sólo el 17%.

En el ámbito salarial, el mismo estudio asegura que en nuestro país un 83,5% de las mujeres que trabajan con remuneración obtienen un sueldo menor a 550 mil pesos líquidos, lo que las sitúa un 42,6% por debajo de lo que recibe un hombre en el mismo cargo.

Entonces, ¿qué es lo que nos hace falta como país para lograr acercarnos al promedio de Latinoamérica y avanzar hacia una mayor empleabilidad femenina e igualdad salarial?

Si bien la desigualdad entre hombres y mujeres en el ambiente laboral es amplia, evidente y se manifiesta a diario en diversos casos, también es cierto que en los últimos años sí se han logrado importantes avances, especialmente hablando de la incorporación femenina a la alta dirección. Una muestra de esto es que en Chile, según cifras del PNUD, el 15,8% del Senado y la Cámara de Diputados está conformado por mujeres, mientras que a nivel ministerial la cifra alcanza un 23%. Se entiende que estos números eran inesperados hace un par de décadas, pues previo al retorno a la democracia en 1990 la cantidad de mujeres en ministerios sólo representaba un 4%.

Frente a este desafío por una mayor inclusión femenina, resulta clave que los líderes asimilen los múltiples beneficios de contar con una mayor representación de mujeres en las empresas. Su presencia en el mundo laboral contribuye a que las compañías mejoren sus niveles de productividad y sean más sustentables. Diversos estudios indican que las mujeres son un excelente motor de cambio organizacional y son capaces de generar mejores oportunidades e instancias de crecimiento para las empresas a través de su motivación, pasión y creatividad, logrando de esta manera llegar a diferenciarse de la competencia. Tal como lo afirma el Reporte Global de la consultora Mercer, “cuando las mujeres progresan, los negocios progresan”.

Conciliar de mejor forma la familia con el trabajo, equiparar los ingresos salariales, ofrecer mayor flexibilidad horaria, valorar las fortalezas y atributos de cada género y fomentar el desarrollo profesional de las mujeres son sólo algunos de los ámbitos en los que debemos dar pasos concretos para lograr una empleabilidad femenina real, en condiciones de igualdad y en la cual ellas tengan la oportunidad efectiva de contribuir con sus conocimientos, capacidades y talentos.

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