Volver de las vacaciones implica un sinnúmero de tareas y, entre ellas, está el cuidado de nuestro jardín, para que pueda lucir en todo su esplendor durante el último mes del verano. Asegurar un buen riego y controlar las plagas es fundamental.
Después de algunos días de “abandono” por las vacaciones, hay que ponerse manos a la obra para mantener un hermoso jardín. Por eso, lo primero es trabajar el suelo, tanto en huertos como en jardines ornamentales. “Los diferentes cultivos y especies pueden sufrir con la compactación del suelo que suele producirse en esta época. Así es que se lo debe airear por escarda frecuente entre las filas y alrededor de las plantas”, señala la secretaria de estudios de la carrera de Agronomía de la Universidad del Pacífico, Carmen Gloria Pizarro.
La especialista explica que “el escardado consiste en escarbar la tierra a 2 o 3 centímetros aproximadamente, y un poco más profundo en macizos y platabandas. Se debe ayudar de una herramienta llamada azada o rasqueta, que consiste en tres garras unidas a un mango. Es pequeña, pero muy apropiada para esta labor. Esto debe hacerse al principio del cultivo, luego de cada riego y de las lluvias. También es bueno hacerlo en el césped”.
El beneficio del escardado es que airea el suelo. “Esto permite el desarrollo de lombrices que no proliferan en suelos compactados, ni secos, ni anegados. Esta labor también sirve para eliminar malezas que compiten con el espacio, el agua y nutrientes de nuestras plantas”, indica Pizarro.
Luego, se debe realizar un mulch o cobertura de la tierra con paja picada, corteza fragmentada o cáscaras de nuez. “Esta cobertura promueve la vida microbiana del suelo e impide la germinación de malezas. Se recomienda no dejar como mulch o cobertura los cortes de hierbas, pues esto promueve la aparición de babosas”, advierte.
Finalmente está el aporcado. “Es la acción para llenar la tierra alrededor de los cuellos de algunas plantas, especialmente para papas, repollo, zanahorias, porotos y arvejas. Esto evita el desarrollo de collares de fijación plagas”, explica la docente de la U. del Pacífico.
Control de plagas
Hay diferentes tipos de enfermedades que suelen afectar a nuestro jardín en esta época del año. Entre las más habituales está el oídio, también conocido como moho blanco, que se establece en las hojas y frutos de las rosas, zapallitos italianos, pepinos, melones, vid y manzanos. “Para controlarlo, pulverice con infusión de cola de caballo o limpia plata (equisetum), más azufre mojable o bicarbonato de potasio”, recomienda Carmen Gloria Pizarro.
Otra de las enfermedades es la roya, que son pústulas de color marrón anaranjado que aparecen en la parte inferior de las hojas. “Ataca a todas las plantas de hortalizas, rosas, pera, etc. Para prevenir, se sugiere la pulverización con infusión de equisetum con cobre añadido”, dice la experta.
Luego está el mildiú, que se reconoce como manchas amarillas, cafés o negras que se distribuyen rápidamente a toda la planta. “Es común observarlos en tomate, uva de mesa, cebolla y otras especies frutales. Su control pasa por pulverizar con una mezcla de leche y cobre”, indica la docente de la U. del Pacífico.
Finalmente está la venturia o sarna del manzano, enfermedad que puede afectar a perales, membrilleros y manzanos. “Se observa como manchas cafés y negras. Se controla con la pulverización con infusión de equisetum y cobre”, acota la profesional.
En cuanto a las plagas, en primer lugar están los tradicionales pulgones, que pueden ser de color verde, negro o anaranjado. “Tienen unos controladores biológicos que debemos preservar: las clásicas chinitas”, comenta Pizarro.
Después tenemos a las clásicas arañitas que viven en el envés de las hojas, produciendo coloraciones grises o blancas. “Las encontraremos en pepinos, melones, rosales, árboles frutales, laurel en flor y otras. Para su control, se puede utilizar infusión de ortiga diluida y también aplicaciones de jabón”, sugiere la experta.
También entre las plagas podemos encontrar orugas, gusanos cortadores, polillas y escarabajos larvas de muchas plantas, que comen de distancia hojas, frutos, etc.
Para combatir plagas y enfermedades de nuestro jardín, existen diferentes productos orgánicos que podemos preparar en nuestra propia casa. Por eso, la secretaria de estudios de Agronomía de la Universidad del Pacífico, Carmen Gloria Pizarro, entrega una guía práctica para preparar y dosificar insecticidas o fungicidas orgánicos.
· Ortiga: en un balde plástico, pique 1 kg de ortiga y dejar macerar con 10 litros de agua. Dependiendo de la temperatura, serán necesarios 2 a 3 días para obtener un insecticida o un fungicida orgánico. Si macera 10 a 15 días obtendrá un fertilizante universal. Este tipo de macerados se conocen como “purines”. Una vez elaborado, fíltrelo y enváselo en una botella, y manténgalo protegido de la luz para prolongar su vida útil. Se usa en una proporción de medio litro o un litro por litro de agua, y se aplica para control de pulgones y enfermedades. Para abonar o fertilizar las plantas, debe asperjar al suelo en una dosis de 2 litros por 10 litros de agua.
· Equisetum: también conocida como “limpia plata”, es una planta de reconocidas propiedades. Debe poner en remojo 1 kilo de equisetum fresco o 150 gramos de equisetum seco durante 24 horas. A continuación hágalo hervir por 20 minutos, luego cúbralo y, una vez frío, fíltrelo. Es especialmente eficaz como fungicida contra botrytis, cloca en duraznero, mildiu, oidio y sarna del tomate. Se debe diluir una parte por cinco partes de agua antes de aplicar al follaje. Aplicar al riego en la primavera una vez a la semana.
· Decocción de ajo: incorpore 2 a 3 dientes de ajo picados en 1 litro de agua hirviendo. Tape y deje reposar 12 horas. Una vez filtrado, se utiliza rociando de forma preventiva contra las enfermedades por hongos, pulgones y algunos ácaros. Aplíquelo al suelo y repita 3 veces a intervalos de tres días.
· Leche diluida: prepare una solución de 1 litro de leche descremada por 9 litros de agua para combatir el Mildiú. Se debe pulverizar una vez por semana sobre las hojas atacadas.
· Cobre: se puede diluir al 2%, es decir, 20 gramos de oxicloruro de cobre en 10 litro de agua. Recordemos que el cobre es un mineral metálico con conocidas propiedades fungicidas (contra los hongos), utilizado desde el antiguo Egipto.
· Azufre mojable: Diluir al 0.2 a 0.4%, es decir, 20 a 40 gramos por 10 litros de agua. El azufre actúa como un excelente fungicida contra el Oídio.