El Día Mundial de la Eficiencia Energética, que se celebró el 5 de marzo, es una instancia para reflexionar sobre cómo optimizar y hacer un uso racional de los recursos. En especial este 2017, en que se augura un panorama económico algo mejor que el año pasado, pero lejos de lo necesario para reactivar este tema, por lo que aprovechar al máximo lo que se tiene en Chile, cobra mayor sentido.
Aquellos que confían que los mercados se hacen cargo de todo de forma más eficiente, parten del supuesto que todos los actores que participan en el mercado están igual y suficientemente informados. Sin embargo, si bien es posible que la mayoría de los consumidores sepan cuánto pagan mensualmente por su recibo de energía, también es muy probable que no sepan cuántos kilowatt hora consumen y muchos menos estarán acostumbrados a evaluar cuánto les costará anualmente el uso de un electrodoméstico, por su consumo de energía. No obstante, sin esa información, es imposible evaluar la recuperación de la inversión, en términos de eficiencia energética.
Aún son pocas las empresas a nivel nacional que realmente conocen sus consumos más allá de la cuenta final y aquellos que cuentan con buenos sistemas de medición y monitoreo, y que por lo tanto, realizan una real gestión con metas y planes de trabajo.
El ahorro de energía reduce enormemente los costos energéticos, lo que aumenta la competitividad de la economía. Además, las inversiones en los sectores de la eficiencia energética, el abastecimiento energético sostenible y la movilidad sostenible generan más valor y hacen surgir nuevos puestos de trabajo. En tiempos de creciente estrechez de recursos debe pasar a primer plano sobre todo el ahorro energético, a través de una mejor gestión energética en las empresas.
Con una política de estado clara y decidida así como con esfuerzos coordinados de los actores públicos y privados, Alemania ha logrado un completo desacople de sus curvas de crecimiento económico de aquellas de consumo energético, mostrando cifras contundentes de baja de consumos, pese al crecimiento de su economía. Para ello ha impulsado amplios programas de capacitación dirigidos a los usuarios y consumidores a nivel empresarial, público y privado, respecto a tecnologías y soluciones conducentes a un uso más eficiente de la energía.
Es importante además enfocar las potencialidades de las ERNC e incentivar la inversión de ella, tanto en proyecto de gran escala como menor, ya que estos aportan a la economía en su entorno local, contribuyendo de manera sustentable al aumento de la infraestructura y el bienestar de la población rural.
Tenemos la convicción de que las metas de ahorro establecidos en la agenda energética en Chile, son factibles de alcanzar. Sin embargo, el gran desafío es que todos los actores involucrados hagan su mayor esfuerzo por buscar iniciativas que entreguen conocimiento y herramientas a las personas para llegar a las metas propuestas, las cuales ayuden a dinamizar la economía. Esto significa que las empresas inviertan en la capacitación de su gente para que sean capaces de implementar sistemas de gestión eficiente de la energía en todos los procesos. Es por ello que nuestra Cámara ofrece diversos programas de capacitación así como un diplomado para la formación de gestores energéticos llamado European Energy Manager que capacita de manera teórica y práctica a profesionales para que puedan incorporar la gestión energética en su quehacer diario.