Estudiar el Desierto de Atacama puede aportar a la investigación de Marte

CAJA LOS ANDES
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ENEL
NESTLÉ
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El Desierto de Atacama se ha caracterizado por ser el polo de investigación astronómica en el mundo. Cuenta con los cielos más limpios para la observación del universo. Pero la envergadura científica no queda sólo ahí, pues, el desierto más árido del mundo sirve como escenario para investigar el planeta que más intriga a los científicos: Marte.

El universo es tan grande que se cree imposible que seamos la única forma de vida en todo lo que conocemos. La comunidad científica está empeñada en encontrar indicios de vida y Marte se ha transformado en la base de investigación de ello. “La forma en que buscamos vida es dónde hay agua”, afirma el astrobiólogo Armando Azúa, debido a las formas de vida que ya conocemos: nuestro planeta.

El astrobiólogo, oriundo de la tercera región, se ha sumergido en el desierto para entender cómo se desarrolla la vida en el lugar más árido del mundo y así develar luces que pueden ser aplicados en el planeta rojo.

Primero que todo, Azúa aclara cómo el desierto de Atacama se ha mantenido como una zona “híper árido cerca de unos 15 millones de años”, por esto estudia cómo la vida ha evolucionado ante la escasez de agua. Ante esto, la interrogante que inquieta a Armando es “cómo podría hacerse cada vez más lejana la relación entre agua y vida en la Tierra”.

Investigación en Marte y el desierto

En los años 70 se realizaron una serie de investigaciones sobre el suelo de Marte. Dentro de las más importantes está el experimento de liberación marca, donde se marcaba un elemento (por ejemplo agua con azúcar marcada) en la espera que liberaba CO2 marcado, lo cual significaría una señal de vida. El segundo experimento destacado es similar, pero con gases pensando en formas de vida fotosintética. Ambos estudios fueron positivos generando efervescencia en la comunidad, pero al analizar el suelo no se encontró nada. Como hipótesis se sostiene que existe un compuesto químico en los suelos de Marte que simula vida.

En 2003, un científico de la Nasa visitó la zona de Yungay en el Desierto de Atacama donde aplicó los mismos experimentos de Marte con los instrumentos de los años setenta. Azúa, quien participó como observador, comenta “se localizó un invernadero abandonado de una Universidad local”. Las respuestas fueron las mismas, desde ahí se estableció a Atacama como un modelo análogo para estudiar Marte. “Para investigadores como yo que no pueden viajar a Marte significó una ventaja”, declara el astrobiólogo.

Como el indicio para buscar vida es el agua, Armando Azúa se propuso buscar vida en Atacama con el fin de aportar en las investigaciones de Marte. El primer hallazgo fueron unas células dentro de unas cavernas que crecían en telas de araña. “Esto se produce porque las telas de araña atrapan humedad”, explicó Azúa, por tanto los microorganismos aprendieron que en la seda podrían obtener agua.

La relevancia de las cavernas en la formación de vida es que no llegan rayos ultravioleta. Marte no posee una capa como la Tierra que absorba los rayos UV, por tal existe la posibilidad que la vida se forme al interior de las cuevas. La radiación ultravioleta es utilizada como elemento de esterilización en superficies, “eso ocurre día a día en la superficie de Marte”, afirma el astrobiólogo, por tal las posibilidades de vida como lo entendemos hoy son escasas.

Azúa visitó las cavernas que están frente a la portada de Antofagasta con una hipótesis “si la vida fotosintética evolucionó en Marte, perfectamente se podría encontrar en una caverna”. Esperaba encontrar formas de vida en lo profundo donde la radiación fuera suficiente para la fotosíntesis. El hallazgo fue una microalga capaz de hacer fotosíntesis con menos de 0,01% de la luz. Esto lo llevó a pensar “que no es descabellado encontrar formas de vida en las cavernas de Marte”.

Otro otro fenómeno que observó es que el elemento era de color negro, por tal absorbía luz. “Las especies fotosintéticas generan compuestos que funcionan como pantallas para liberar el exceso de luz”, explica el científico.

En cercanías de Chérnobyl, se encontró un hongo que tiene melanina (compuesto de la piel para defendernos del sol). Éste utilizaba el compuesto para defenderse de los rayos gama (producto de la radiación) y, además lo utilizaba como fuente de energía. Esta conclusión llevó al mundo científico a pensar que en el Desierto de Atacama podrían existir microorganismos que, al igual que el hongo, utilizaran la radiación solar como fuente de energía.

Éste hecho, abre el espectro de búsqueda de vida en Marte. Dado que los rayos UV llegan directo a la superficie marciana, se limita encontrar formas de vida, pero el hallazgo del hongo abre una ventana a encontrar microorganismos similares que absorban el UV.

Vida bajo las piedras

El cuarzo es traslucido y retiene el frío. Éstas condiciones generan formas de vida, “islas de biodiversidad en lugares extremadamente secos”, sostiene Azúa. Éste hecho, según el astrobiólogo, puede ayudar a dirigir la búsqueda de vida en Marte. Dado la Camanchaca del norte, las especies del desierto sólo viven de esa humedad.

Dado la escasez de agua, hay formas de vida que han creado mecanismos para sobrevivir a la sequía. Las plantas, por ejemplo, al no tener la cantidad de agua necesaria su células se acoplan hasta quedar inertes. Armando Azúa explica “La vida inventó un mecanismo de generar excesivas cantidades de azúcares que sirven como pantallas moleculares para evitar ese fenómeno”. Las células quedan quietas en un mar de azúcar a la espera de agua para volver a funcionar.

Desarrollaron este experimentos en los suelos de Atacama y detectaron que las células no generaban azúcares hasta después de una semana. Luego de la producción de azúcares, notaron que ésta seguía por meses. Azúa sostiene que este hallazgo los sorprendió a pesar que fuera esperable desde el punto de vista evolutivo: “es posible que la vida en el Desierto de Ataca funcione en modo de secado”, expone el astrobiólogo.

La comunidad científica sigue explorando el Desierto de Atacama tal como exploran Marte. Los robot e instrumentos antes de pisar superficie marciana, exploran el desierto de Chile con la intención de obtener resultados similares y así entender el enigma del planeta rojo. Las investigaciones de Azúa pueden ser determinantes en la exploración de vida en Marte y quizá cambien nuestro entendimiento de vida.

Te invitamos a ver uno de los videos que el astrobiólogo Armando Azúa tiene en su canal de youtube.

Por: Sabrina Quezada

ECOLÓGICA

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