La reciente conmemoración del Día Mundial del Agua nos invitó a recordar que hace muy poco un número importante de capitalinos vivimos en carne propia lo que experimentan miles de compatriotas todos los días del año. Producto de los aludes en la cuenca del río Maipo, 30 comunas de la Región Metropolitana sufrieron largos cortes de suministro de agua potable, obligando a los vecinos a esperar horas en interminables filas para llenar sus bidones y llevar agua a sus casas. Este hecho tan inusual es el pan de cada día en muchas localidades del país, donde el abastecimiento de agua potable mediante camiones aljibes no sólo desangra el presupuesto de los gobiernos locales, sino que precariza la vida de miles de chilenos.
Esto nos muestra lo urgente de abordar las brechas que tenemos como país en la gobernanza de las cuencas hidrográfica, más aún ante la mayor inseguridad y escasez hídrica que ya observamos como producto del cambio climático.
En la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático hemos recibido un valioso legado en materia de promoción de Acuerdos voluntarios, entre los actores públicos, privados y organizaciones locales que comparten un territorio y tienen interés y competencias para avanzar en su protección. Estos Acuerdos de Gestión de Cuencas son verdaderas hojas de ruta que contribuyen a la competitividad y sustentabilidad territorial, impulsando la eficiencia en el uso y manejo sostenible de recursos estratégicos, el cuidado del patrimonio ambiental, la reducción de la vulnerabilidad antes riesgos naturales y la adaptación al cambio climático, y abriendo espacios de participación en la gestión para organizaciones del territorio, entre otros impactos.
Es por ello que en la Agencia estamos muy contentos al concretar nuestro segundo Acuerdo en ese ámbito. Se trata de un compromiso entre los habitantes, empresas y organismos públicos que trabajan en las dos comunas que componen la cuenca del estero El Yali: San Pedro de Melipilla y Santo Domingo. Esta cuenca birregional, situada entre las de los ríos Maipo y Rapel, presenta alta vulnerabilidad hídrica, erosión, desertificación y daños por incendios recientes. Tiene un humedal costero de gran valor ambiental protegido por CONAF y reconocido internacionalmente como sitio RAMSAR, el que ha estado presionado por la notable expansión e intensificación de la producción agropecuaria y la urbanización.
Este convenio voluntario nace a partir del proyecto Nodo Hídrico Corfo de la Región Metropolitana, convoca a 27 entidades en un trabajo conjunto a cinco años renovables y se suma al Acuerdo suscrito en 2015 para la gestión de la subcuenca de los ríos Maipo y Clarillo. Creemos profundamente que esta forma de hacer política pública es fundamental para enfrentar los desafíos ambientales y sociales que nos depara el futuro y arribar a soluciones y cambios tecnológicos que nos permitan seguir avanzando hacia un desarrollo más sustentable.