Para nadie es ajeno que Chile atraviesa una serie de complicaciones en materia energética y que su demanda seguirá creciendo a medida que el país se acerca al desarrollo. Nuestro país se encuentra al tope de la energía en Latinoamérica y en el uso de electricidad. Si en 1970 el consumo per cápita era de 660 kWh (según Cepal), en 2014 llegaba a 3.793 Kwh (cifras del Banco Mundial). Sin embargo, comparado con países desarrollados, aún nos estamos bajos.
Según las proyecciones del crecimiento económico, en 2020 se espera aumento de consumo eléctrico en torno a 100 mil GWh de la demanda total de energía y para abastecer la demanda se debe instalar cerca de 8 mil MW adicional al sistema. Lo que significa una fuerte inversión en tecnología.
Enfrentamos un enorme desafío para contar con recursos suficientes que alcancen el esperado desarrollo, sumado a que la ciudadanía exige cada día energías provenientes de fuentes amigables con el medioambiente.
El ex secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, indicó que en el mundo se invierte menos en energía con baja emisión de carbono de lo que se necesita para limitar el calentamiento global. Para logran los objetivos planteados en diciembre de 2015 en la Cumbre Climática de París, COP 21, se pidió a empresas multinacionales duplicar sus inversiones en energía limpia para frenar emisiones de gases efecto invernadero.
Uno de los argumentos que se plantea del por qué no se ha podido invertir al nivel que se necesita, es que tanto los gobiernos como las instituciones financieras aún no han implementado las estructuras normativas y los instrumentos de inversión que puedan atraer a los grandes flujos de capitales adicionales.
La demanda de energía continuará creciendo en las próximas décadas, por lo que es una prioridad fomentar su uso eficiente. Cuidémosla y ayudemos a nuestro planeta.