“Millenials”. Sin duda una de las palabras más usadas en el 2016. Y cómo no, si este grupo de jóvenes, nacidos entre 1981 y 1995, han sido un punto de inflexión para varias industrias, incluyendo por supuesto a la banca. ¿Hemos sabido leer sus exigencias y responder a sus necesidades?
Según un informe de PWC, a cerca de un 65% de los millenials les gusta relacionarse con sus bancos vía online o móvil, idealmente a través de aplicaciones, redes sociales y página web. Cifra que “empuja” a la banca a adaptarse a este nuevo consumidor, para no repetir historias fallidas como las de los videoclubes o de las tiendas de revelado de fotos, que no fueron capaces de leer lo que venía y anticiparse a los cambios.
Entender la digitalización como un valor para el core business de nuestra industria, es entender a esos posibles nuevos clientes y ofrecerles productos y servicios que realmente le sirven y le interesan. Seguir considerando la innovación como un riesgo o como una herramienta secundaria para los bancos es no entender quiénes son y serán nuestros clientes.
Si hablamos de transformación digital no hay duda que Chile está al debe, en comparación a otros países latinoamericanos que pasaron de facilitar ciertos procesos y trámites a digitalizarlos 100%. Son esos ejemplos y la certeza que una transformación oportuna generará una mejor experiencia para el cliente, lo que nos ha empujado a ir mucho más allá del e-commerce, apostando por hábitos de consumo, arquitectura de procesos y una cultura digital.
En Bci nos embarcamos en un proyecto que aborda todos los productos y servicios para entregar una experiencia omnicanal diferenciadora: somos el primer banco de Chile que permite abrir una cuenta corriente 100% digital en 20 minutos u optar por crédito para consolidar deudas del sistema financiero a través de un smartphone, tablet o computador, una experiencia que llamamos “Viaje del Cliente” y que refleja el camino de nuestra estrategia de cara al 2020.
¿Osados, impulsivos, innovadores o disruptivos? Probablemente un poco de todas las anteriores. No queremos quedarnos de brazos cruzados viendo cómo terceros cambian nuestra industria. Para ser protagonistas teníamos que embarcarnos en un proyecto que remeciera a la industria y permitiera explorar nuevos modelos de negocios, no sólo para Bci, sino también para otros actores bancarios.
La apuesta hacia la digitalización avanza a la misma velocidad que nuestro entorno. De nosotros depende ver este proceso como el mejor aliado o el peor enemigo. Al menos nosotros ya hicimos nuestra apuesta y empezamos a escribir una historia, la historia de la banca digital.