A 31 años de conmemorar el Día Internacional del Voluntario, la manifestación corporativa de este tipo de acciones cobra cada día más fuerza como una instancia de vinculación efectiva de las empresas con las comunidades. Más allá de constituir una de las tantas formas de ejercer la RSE, esta tendencia se posiciona hoy como un círculo virtuoso que genera múltiples beneficios para las propias compañías, sus colaboradores y las personas que reciben ayuda.
En 1985 la Organización de las Naciones Unidas declaró el 5 de diciembre como el Día Internacional del Voluntariado. Designación que celebra una de las acciones del ser humano más significativas e importantes, como es entregar tiempo y trabajo de forma gratuita en beneficio de otros.
En esta línea y en relación al voluntariado corporativo, uno de los principales referentes en nuestro país es United Way Chile (UW Chile), ONG creada para recaudar y administrar fondos orientados a la concreción de programas de Responsabilidad Social con énfasis en educación inicial, trabajando con niños, sus familias y la comunidad. Su modelo de trabajo consiste en canalizar los recursos del sector privado, empresas y sus colaboradores, para implementar acciones de RSE que apuntan a mejorar la calidad de vida de personas en situación de vulnerabilidad, a través de la interacción efectiva de diferentes actores de la sociedad y el concepto de solidaridad.
Esta organización, presente en 42 países y con 12 años en Chile, cuenta con más de 3 millones de voluntarios a nivel mundial. Mientras que, desde sus inicios, en el año 2004, la labor de esta organización ha logrado un impacto en casi 20.000 personas, incluyendo a 700 emprendedores y más de 1000 niños.
Además en nuestro país cuenta con 13 empresas asociadas, como P&G, 3M, Xerox, IBM, PwC, GM Chile, Deloitte, Cencosud, Kimberly Clark, Walmart Chile, Brother, Mercado Libre y Assurant, quienes en conjunto, han aportado más de 6.500 voluntarios a nivel nacional con más de 53.000 horas de ayuda a diversas comunidades.
Para Alejandra Fuenzalida, Gerente General de United Way Chile, lo que ocurre en este escenario del voluntariado corporativo es un beneficio para todas las partes. Por un lado, los empleados se enriquecen al participar de estas instancias de ayuda y por ser parte de un programa de voluntariado, mientras que por otro lado, las comunidades vulnerables reciben apoyo a través de colaboradores de diversas compañías, que destinan varias horas de su tiempo para trabajar en temas infraestructura, talleres y mentorías a niños, por lo que se convierte en una relación “win-win”.
“United Way cuenta con diferentes opciones de acuerdo a lo que mejor se acomode a cada voluntario. Sin embargo, en general la mayoría es gente joven que viene con hambre de hacer cosas y con experiencias que tuvieron desde la educación superior. Ellos consideran a la empresa más que un lugar donde ganar dinero, necesitan llenarse de otras instancias y qué mejor que la misma organización genere estas actividades en horario de trabajo”, asegura.
El voluntariado por dentro
El impacto beneficioso que genera este tipo de acciones al interior de las propias compañías, es igual de importante que las externalidades positivas que se pueden generar en las comunidades donde se implementan estas acciones de ayuda.
En esta línea, se puede mencionar un estudio realizado por Cherenson Group, el cual asegura que casi un 80% de los empleados prefieren trabajar en una empresa con una excelente reputación, lo que aumenta considerablemente los niveles internos de satisfacción, productividad, compromiso y sentido de pertenencia de los trabajadores.
Otros datos indican que el 82% de los trabajadores que hacen voluntariado se sienten más comprometidos y el 87% de ellos mejora su percepción sobre la empresa en la cual trabajan, de acuerdo el informe “Volunteer Match y United Healthcare USA”. Adicionalmente, el 61% de los colaboradores que participan en este tipo de actividades perfeccionan alguna competencia profesional y las acciones de voluntariado generan un 26% más de rentabilidad sobre la media por empleado, todo esto según datos de desarrollo de Capital Humano de Barclays y el estudio “Drinking Business Results Throught Continuos Engagement by Work USA”, respectivamente.
Arturo Otto, Procurement Sourcing Buyer de IBM, ha participado activamente como voluntario a través de programas de mentorías, instancia que busca aumentar las posibilidades de desarrollo profesional de estudiantes de sectores vulnerables y donde la principal donación es el tiempo que se dedica a estos jóvenes.
“Lo que más me marcó fue que me asignaron a un chico que tenía la única meta de lograr ingresar a la universidad. Objetivo común para cualquier estudiante de clase media, pero que para grupos más vulnerables es todo un logro”.
Gracias a la buena relación que Arturo mantuvo con este estudiante, hoy él cursa segundo año de Telecomunicaciones en una reconocida universidad, mientras que toda su carrera está siendo financiada con becas a las que postuló y ganó.
“A partir de esta experiencia como mentor tuve la posibilidad de guiar a mi alumno en sus opciones educacionales, para que lograra elegir una carrera según sus gustos y aptitudes. Por otro lado, apoyarlo para que pudiera buscar fuentes de financiamiento de acuerdo a sus posibilidades”, agrega Otto.
En el caso de la empresa Xerox, la experiencia no ha sido distinta. Para Eduardo Parra, Gerente Regional de Planificación y Finanzas para Latinoamérica, la implementación de acciones de voluntariado corporativo es una tendencia que trasciende entre los colaboradores.
“Como empresa, a través de esta iniciativa, ganamos madurez para que cada vez abordemos de forma distinta a los chicos con quienes compartimos. Las realidades se complementan, sin imponer caminos, sólo acompañándolos en un período que pareciera extenso, pero que finalmente se hace corto. Aquí no hay una fórmula y cada año el desafío es reinventarse para conocer un nuevo alumno, manteniendo con respeto la motivación en estos jóvenes, que no siempre la tienen fácil y que han vivido más vida que sus años”, explica Parra.
Una compañía que tampoco ha estado ajena a esta participación, tanto en Chile como a nivel global, es Deloitte. A través de Pabla Flores, Gerente de Sustentabilidad RSE, sostienen que es primordial que las empresas asuman un rol protagónico para el desarrollo sostenible de la sociedad.
“En ese sentido, es un orgullo ser parte de Deloitte, porque tiene la convicción de que somos un ciudadano corporativo y eso implica que desde nuestro conocimiento y de lo que sabemos hacer, podemos aportar a la comunidad”, explica.
En relación a los beneficios internos que reportan las acciones de voluntariado corporativo para su organización, Flores no duda en manifestar que este tipo de actividades son claves para la construcción de equipo. “Algunos consideran que esto puede no tener que ver con el negocio, pero yo les diría que sí. Una empresa no está aislada, tiene un contexto, está inserta en una comunidad, tiene colaboradores que muchas veces viven en esos lugares y por lo tanto, las iniciativas que se puedan realizar tienen un alto impacto. La empresa tiene retornos significativos como por ejemplo, el posicionamiento y la reputación, el compromiso de sus colaboradores y sentido de orgullo y pertenencia. Además, se fortalecen los equipos de trabajo, se detectan nuevos liderazgos y mejora el clima organizacional”.