Las altas temperaturas, como las ocurridas estas últimas semanas, tienen importantes efectos en las plantas. Los vegetales, al no tener la capacidad de desplazarse y buscar lugares con menor temperatura (a diferencia del resto de los seres vivos), han desarrollado diversos mecanismos de defensa o protección para este tipo de estrés.
Las plantas en general tienen ciertos niveles de tolerancia tanto para las bajas como para las altas temperaturas, los cuales son diferentes para los distintos tipos, por ejemplo, una de origen tropical, tolera mayor temperatura que la de clima mediterráneo y a su vez, no resisten las bajas temperaturas.
¿Qué le pasa a las plantas?
Las bajas temperaturas, por sobre el nivel de tolerancia mínimo, provocan menor transpiración de la planta, y su pérdida de vapor de agua (a través de una estructura especializada, ubicada en la hoja, llamada estoma) es menor. Esto, implica que la planta requiere absorber menos agua para reponer la perdida y si se considera que la molécula de agua es necesaria para poner en marcha la fotosíntesis, proceso que finalmente genera el “alimento” de éstas, el resultado es una menor tasa de crecimiento del vegetal (menor crecimiento en un período de tiempo determinado, en comparación a como crecería con temperaturas mayores en ese mismo período). Por lo mismo, a medida que aumenta la temperatura, aumenta la transpiración y la absorción de agua, el proceso de fotosíntesis se acelera y hay mayor tasa de crecimiento, lo que se traduce en una mayor formación de estructuras como tallos, hojas, brotes, etc. en un menor tiempo.
Ahora, esto ocurre hasta cierto límite de temperatura, puesto que la tasa de crecimiento tiene un máximo. Incluso, cuando el límite excede el umbral, la fotosíntesis se detiene; esta no tiene la capacidad de absorber agua a la misma velocidad que la pierde, lo que provoca la deshidratación. La planta, para protegerse de la pérdida de calor, cierra sus estomas, a través de los cuales se pierde vapor pero también entra CO2, el cual es importante para la obtención de los átomos de carbono que luego formarán parte de los carbohidratos que genera la planta.
Sin embargo, la planta no solo pierde agua a través de los estomas, también puede perder agua por tallos, peciolos, etc. por lo que la perdida continúa aun cuando esta mantenga los estomas cerrados. Por esta razón, es que pierde más agua de la que gana, generándose la marchitez. Ahora, si este evento ocurre momentáneamente o por un corto tiempo, la planta puede volver a recuperarse, pero si alcanza el punto de marchitez permanente (que es diferente para los distintos tipos de vegetales, de ahí que algunos sean más resistentes a la falta de agua), la planta no se recuperará, aun cuando apliquemos agua y el evento de estrés por temperatura pase. Por esto, cuando hace mucho calor, se debe regar con mayor frecuencia y con más agua.