Uno de los principales problemas a nivel mundial es la generación y acumulación de basura que crece de manera exponencial. En las últimas décadas el desarrollo tecnológico ha facilitado la forma en que las personas se desenvuelven, entregando herramientas que resultan indispensables para el diario vivir.
Por Sabrina Quezada
Los diversos embases que contienen los alimentos y los implementos que utilizamos para una vida cómoda se generan en base a la explotación de recursos, generando un sistema que no se sostiene por sí solo.
La necesidad de crear mecanismos que mitiguen el desastre ambiental que el sistema económico lineal (extraer, producir y botar) ha provocado urge que tantos organismos privados, civiles y gubernamentales tomen cartas en el asunto. “Podemos tener infraestructura, leyes, etc., pero sin participación ciudadana no cerramos el círculo”, declara Manuel Ramos, gerente de Desarrollo de Negocios Reclay.
La necesidad de generar consciencia en la población sobre el uso de productos y la forma en que se deshacen de ellos es uno de los grandes desafíos a enfrentar. La segunda encuesta Nacional del Medio ambiente, realizado por el Ministerio del Medio Ambiente, arrojó que el 33% de los encuestados recicla una vez a la semana, el 27% más de dos veces a la semana y el 18% lo realiza una vez al mes.
El Centro de Envases y Embalajes de Chile, junto al municipio de Providencia instauraron un programa piloto de reciclaje con algunos vecinos de la comuna para así evaluar el programa y ver cómo la gente respondía a estimulaciones para el reciclaje.
Se encargaron de ir puerta a puerta incentivando a los vecinos y educándolos en la recolección de desechos. Les entregaron bolsas de colores para identificar qué material reciclar y separarlos: bolsa azul papel y cartón, bolsa verde botellas y frascos de vidrios, bolsa amarilla aluminio y tetra pack. Muchas se perdieron.
Crearon un logo de reciclaje para que los vecinos se identificaran con el proyecto. La iniciativa fue bien recibida. En cuatro meses recolectaron 8.900 kilos, de los cuales 8.400 fueron reciclados en su totalidad.
En Antofagasta también se implementó un plan piloto de reciclaje llamado “cada cosa en su lugar”, organizado por Creo Antofagasta en conjunto a la Municipalidad y el Gobierno Regional. Promover la participación ciudadana en el programa de reciclaje es una de las principales metas.
En palabras de Ramos, “la complejidad del piloto está en comprometer a las personas y crear una nueva cultura de cómo ver la basura”. La necesidad de nuevos contenedores, de retirar los elementos reciclados en días diferentes a la recolección de basura habitual, fueron uno de los cambios necesarios que se debieron implementar para que los antofagastinos creyeran en el proyecto.
Los resultados también fueron positivos. La participación ciudadana fue alta. Los residuos orgánicos beneficiaron a la comunidad al producir compostaje para la misma zona. Establecer canales de información para orientar el reciclaje y crear un diálogo cercano con la gente fue una de los aciertos del plan piloto.
Existe la necesidad de crear espacios de reciclaje y, por sobre todo, de educar a la población sobre los costos del estilo de vida que se lleva hoy. Es necesario que los organismos gubernamentales y el sector privado promuevan una nueva cultura, siempre considerando que las metas establecidas deben estar acorde con la realidad país y regional y deben ser graduales en el tiempo.
Cambiar el switch de los individuos para comenzar a reciclar