Por: Cristian Fuentes, Director de Carrera Escuela de Recursos Naturales Duoc UC Sede Valparaíso.
La fruta de exportación debe cumplir con los estándares requeridos por el comprador y así mantenerse dentro del mercado internacional de acuerdo con las exigencias de cada consumidor. En este contexto, cada año se suman normativas y se agudizan los criterios que comprometen la capacidad productiva del agricultor en virtud a los estándares internacionales, en los que Chile se destaca por sobre la mayoría de los centros productivos de fruta en América y Europa.
En la actualidad, la ASOEX, Asociación de Exportadores de Frutas de Chile A.G. que se inicia en el año 1935, representa a más del 96% de las exportaciones totales de fruta fresca del país, comprometiéndose siempre a una sólida gestión administrativa, profesionalismo y búsqueda de la excelencia, así como a un actuar responsable frente a sus representados y ante todas las entidades y personas involucradas en su accionar en el rubro.
Al analizar el mercado, destacan como principales compradores de nuestra fruta, según volumen exportado en toneladas, Estados Unidos, Canadá, Europa, Latinoamérica, Lejano Oriente y Medio Oriente, mercados que también presentan productores locales que compiten arduamente con el producto que proviene de otros países. Aquí, Chile se destaca por su alta competitividad, amplia capacidad de adaptación a las exigencias del mercado y la seriedad y transparencia de los procesos de envío de fruta. La condición y calidad de ésta, para exportación, parte desde el proceso de producción en campo, seguido por la cosecha, post-cosecha y packing, etapas en las cuales se debe cumplir una serie de requisitos para definir si la fruta va a exportación o se queda para venta nacional.
Es importante destacar lo dinámico del rubro productivo -comercial de frutas- expuesto directamente a las fluctuaciones climáticas, factores humanos, riqueza o pobreza de recursos naturales, asociados a la matriz generadora de biomasa que confluye en una unidad de expresión de calidad y condición que representa el máximo potencial de una zona fértil.
Todo el esfuerzo por parte del productor y la nobleza de la tierra, culmina en el paladar de una persona que probablemente percibe la expresión de la genética, pero no es capaz de dimensionar lo perfecto del proceso que provocó esa mezcla de aromas y sabores que provienen de un tejido vegetal.
La fruta cosechada es previamente preparada para cumplir con los estándares requeridos por el comprador, luego es transportada a packing y de acuerdo con su especie, se toman las medidas de seguridad y medio de transporte correspondiente. Una vez ingresada a paking, se selecciona por calibre, tamaño, calidad y destino (nacional o exportación).
Luego la fruta seleccionada para exportación se transporta a través de camiones refrigerados con condiciones especiales, manteniendo la fruta en estado óptimo. Ya en puerto, todos los embarques de productos vegetales de exportación, deben cumplir con los requisitos fitosanitarios establecidos por los países de destino.
El SAG es el organismo encargado de supervisar estos requerimientos otorgando al exportador el Certificado Fitosanitario. Es importante destacar que existen seguros de transporte de carga, los cuales velan por la condición de llegada del producto y solución de posibles problemas con los puertos de destino u transportes.
El agricultor que dirige su producción a la exportación tiene un mayor costo de operación, pero también así una mayor ganancia, ya que es ahí donde está la representación de la calidad de la fruta chilena, por ende sus manejos, desde la plantación hasta la cosecha, deben ser de acuerdo con las necesidades de cada especie y orientados a explotar la expresión genética que identifica la calidad que cautivará el paladar del consumidor final.
La calidad y su rol como hitos en la producción de la fruta nacional